La medida de trabajadores y científicos se replicará este miércoles en todo el país, a fin de dar a conocer la actual situación del CONICET y sus investigadores, cuya situación quedó marcada con el ejemplo de una científica que fue a un programa de concursos a fin de ganar dinero y solventar su investigación para curar el cáncer.
En Salta, en tanto, se indicó que los investigadores ponen de su bolsillo para comprar alcohol y lavandina, elementos imprescindibles para los laboratorios.
Según un documento que elaboraron los investigadores, pese a que en los debates presidenciales de 2015 se consensuaba la continuidad de la inversión creciente en la ciencia, “A menos de un año del final del mandato constitucional del actual gobierno, el panorama del sector científico y tecnológico argentino no podría haber sido más desolador”.
Entre los puntos señalados se refiere que: los salarios de los científicos argentinos son los peores de toda América Latina. Desde 2015 “los salarios en el CONICET han perdido más del 35% de su poder adquisitivo.
Las remuneraciones de los más jóvenes, los becarios doctorales y postdoctorales, están por debajo de la línea de pobreza y no hacen más que alentar el éxodo”.
“El porcentaje del presupuesto del CONICET destinado a gastos de funcionamiento, infraestructura y ejecución de proyectos se redujo al 4.5% del total en 2017, al 5% en 2018 y probablemente caiga por debajo del 4% del total en 2019”.
Se agregó que “la mayoría de los Institutos recibieron en 2018 entre el 20 por ciento y el 40 por ciento del monto nominal recibido en 2017. Peor aún: hasta el momento, muchos de estos Institutos no han recibido aporte desde el CONICET en lo que va de 2019 y los que recibieron la primera cuota ésta es claramente insuficiente para afrontar su normal funcionamiento.
Con este tipo de presupuesto el Directorio del CONICET ha resuelto dejar de financiar reuniones científicas y ha suspendido el pago de proyectos que, como los de Unidades Ejecutoras, fueron presentados en 2016”.
Solo el 17 por ciento de los aspirantes a ingresar a la Carrera de Investigador Científico (CIC), fueron admitidos en el organismo. Se advirtió que de este modo más de 1500 jóvenes, con una formación de excelencia en la que el Estado invirtió durante más de doce años, quedaron afuera del sistema “En momentos en los que todas las instituciones públicas les cierran sus puertas en la cara”.
Se denunció también la parálisis de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), que terminó con un presupuesto que en valores reales es menos de la mitad que el de 2015. “Los montos máximos a los que un grupo de investigación puede acceder en la convocatoria en curso en 2018 son ocho veces menores en dólares que aquellos que estaban disponibles en 2010”.
Agregaron en el documento que las demoras en los nombramientos de quienes deben ser directores del CONICET denotan el retorno de la discriminación política al seno del organismo, dado que corresponde que se nombre a quienes son críticos a la gestión del gobierno.
