MÓNICA SILVANA PEÑALVA

Con el uniforme de policía de su marido fallecido estafó a varias mujeres

Mónica Silvana Peñalva fue detenida el sábado pasado en el barrio San Rafael. Decía ser “comisario” y también empleada del IPV. Así embaucó a cuatro mujeres: a dos les sacó dinero, a una tercera la dejó sin un ventilador y a una cuarta le vació un departamento.

La falsa policía Mónica Peñalva.
La falsa policía Mónica Peñalva.

La acusada, de 51 años, llevaba adelante una vida normal con otra pareja en la localidad de Chicoana, desde donde se secuestró el uniforme, varias insignias de la policía y otros elementos que usaba en los fraudes.

Si bien las andanzas de esta falsa comisario datan de abril pasado, todo estalló el sábado en las redes sociales. Una de las víctimas, cansada de buscarla para que le devuelva una suma de 60 mil pesos que le había dado confiada de que le iba a conseguir una vivienda, la escrachó en Facebook.

Para ello, Romina Guantay subió una foto de la comisaria y, en una breve reseña, reveló que la mujer se presentó con esa jerarquía y a la vez le contó que ya estaba por retirarse para trabajar en el IPV, para luego ofrecerle la obtención de un lote. En el reporte oficial del caso, la Comisaría 102, a cargo del caso, informó que el 1 de abril pasado, Peñalva embelesó a Guantay diciéndole que era comisaria con revista nada menos que en la Jefatura de la Policía, pero que ya estaba cansada y se iba retirar.

Dado que tenía problemas para conseguir vivienda, la comisaria se ofreció a darle una mano, pues sabía cómo podía hacer para que resulte adjudicataria de una casa del IPV, aunque para ello iba a necesitar 30 mil pesos.

Guantay le entregó esa suma, fotocopia de su DNI y partida de nacimiento, pero el tiempo pasó y la adjudicación nunca llegaba. Además, la “comisaria” se las ingeniaba para evitar tener contacto con la damnificada hasta que finalmente desapareció.

La paciencia de Guantay se estiró por cinco meses hasta el sábado, cuando decidió pedir ayuda para poder dar con el paradero de la comisaria.

Apareció

Una vez que publicó su infortunio en las redes sociales, Peñalva apareció. La comisaria se comunicó para que eliminara el posteo y que iba a ir a su casa para arreglar la situación. Y así lo hizo, la supuesta policía se presentó en el barrio San Rafael, pero no para solucionar nada sino dilatar aún más el litigio. Tras una fuerte discusión, la damnificada llamó al 911 y retuvo como pudo a Peñalva, quien intentó zafarse, pero nada pudo hacer. A ello se sumó una rápida actuación de la policía que, al viralizarse el caso, ya estaba tras los pasos de la falsa policía.

Con directivas del fiscal penal Ramiro Ramos Ossorio, de la Fiscalía Penal de San Lorenzo, Peñalva quedó detenida. Y para terminar de cerrar el caso, se dispuso visitar la actual vivienda de la ya falsa comisaria en Chicoana, donde los policías encontraron a su actual pareja.

Con la venia del morador, los uniformados encontraron entre las prendas de la acusada evidencias directas del delito: una pistolera, porta cargador doble, una insignia jerarquía de Oficial Principal, otra de Comisario, escudos con la leyenda Policía de Salta y de la División Criminalística, sombrero, pantalón, buzo tricota color azul y un gabán color azul. Todo esto pertenecía a su ex marido, quien era subcomisario y falleció.

Otras denuncias

Otra víctima, de Villa Palacios, sostuvo que conoció a la comisaria en agosto pasado, y que le quedó debiendo una suma de 20 mil pesos. Dijo que la mujer siempre andaba con el uniforme, por lo que no desconfió.

Otra mujer, en este caso de barrio 20 de Junio, denunció a Peñalva debido a que se presentó el 21 de octubre en su casa por una oferta de un ventilador de pie que había ofrecido en venta en las redes sociales. Se lo llevó diciendo que ya regresaría, pero nunca volvió.

Una cuarta denuncia en contra de Peñalva fue radicada por una mujer que le había alquilado un departamento en calle Deán Funes 300, pero que el 12 de abril pasado, entregó las llaves y desapareció.

La propietaria reveló que Peñalva se había llevado mesas, sillas, televisores, secarropas, almohadones, juego de vajillas y hasta las toallas. Lo peor vino cuando fue a averiguar si había dejado alguna deuda. Entre las boletas del gas y luz, sumadas a la expensa, la mujer policía, como se había presentado, se marchó sin pagar un monto de 100 mil pesos en materia de impuestos.

 

 

 

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