Adrián Herrera, canillita de profesión y padre de dos niñas, relató a Nuevo Diario como viven en el asentamiento ubicado en inmediaciones al puente nuevo de Santa Lucía, a un playón deportivo y muy cerca del río Arenales.
“Yo llevo dos años en el barrio y desde entonces que vivo enganchado a la luz, porque Edesa no nos pone medidor.
Tenemos una sola tirada de agua, de un caño finito que se engancha (clandestinamente) en Santa Lucía. Sale un hilo de agua y es la que tenemos que juntar de noche en tachos para higienizarnos y comer”, relató el canillita.
“Cuando llegué tenía que ir hasta Santa Lucía y traer caminando el agua en tachos. La madre de mi señora nos consiguió un tacho grande para el agua, que nos dura dos días nada más. Un montón de veces el agua llegó tierra nomás y no podíamos tomarla”, afirmó.
Herrera sostuvo que con la llegada del aislamiento social, las canchas del playón hoy se convirtieron en un yuyal que atrae mosquitos, roedores, víboras y alacranes. Se suma que muchos de los vecinos aún no cuentan con baños.
“Las casas del fondo son de madera, chapa y plástico. Hay muchas necesidades. Nosotros hacíamos nuestras necesidades en medio de los yuyos y mucha gente aún no tiene pozo ciego”, dijo.
Agregó que los vecinos hace dos semanas se juntaron para improvisar un merendero debido a que las familias están sin trabajar. “Son 56 chicos, les damos la merienda lunes, miércoles y viernes, entre todos los vecinos ponemos dinero. Los domingos hacemos bollos. Sabemos que no somos los únicos que la estamos pasando mal, pero los chicos verdaderamente están mal. Necesitamos que nos den una ayuda con el agua y la mercadería”, detalló.
- Las personas que puedan colaborar con el merendero pueden comunicarse al 3875135328.