Luego de anunciar una suba de 15% de las especialidades a partir del 1 de junio, la Cámara de Panaderos y Afines de la provincia aseguró que necesitan ayuda del Estado para pagar los sueldos. Señalaron que solo el 5% del sector recibió la Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción (ATP).
Precisaron que por el aislamiento social, preventivo y obligatorio las ventas se redujeron un 50%.
Daniel Romano, presidente de la entidad empresaria precisó a Nuevo Diario que por la situación económica y por la pandemia mantendrán el precio del pan francés en $100, que no tuvo aumento desde agosto del 2019.
"Entendemos que debemos ser solidarios, pero no podemos sostener los otros precios en virtud de todos los aumentos que venimos teniendo. Tenemos el caso de la suba de los huevos, el azúcar que de $1100 pasó a $2600. La suba de los chocolates, membrillos, azúcar impalpable para todas las cosas dulces que vendemos en las panaderías influyen en nuestros costos. La margarina y la grasa en mayo tuvieron tres subas, eso se hace imposible", sostuvo Romano.
El panadero señaló que estaban confiados en que- como la mayoría de los sectores de la economía- iban a recibir apoyo financiero del Estado, cosa que no ocurrió. "Pensamos que íbamos a recibir los ATP, para pagar el sueldo de los trabajadores, pero solo 5% lo recibió. Si bien trabajamos codo a codo con el sindicato, tanto ellos para tratar de salvar a los empleados como nosotros para no dejar gente en la calle, sin la ayuda del Estado va a ser difícil. Venimos de cuatro años durísimos y esta cuarentena ha profundizado la crisis", afirmó.
A pesar que el sector fue incluido dentro de los rubros exceptuados del aislamiento, Romano detalló que las ventas bajaron un 50% a la vez que los precios de los insumos subieron.
"El centro prácticamente un mes estuvo cerrado y vallado y ninguna de esas panaderías pudo abrir tuvieron una baja del 100% y las que pudieron abrir no tenían gente que consuma. Pensamos que en los barrios todos íbamos a vender por ser productos esenciales, pero eso no ocurrió", precisó.
Para la Cámara, el consumo bajó porque los restaurantes, los hoteles y sandwicherías que compraban los productos panificados permanecieron cerrados, por lo que dejaron de vender. "Ahora esos sectores están comenzando a abrir, pero con caídas de ventas porque la gente cambió el hábito de consumo y se restringe muchísimo. En las casas la gente comenzó a elaborar su propio pan al tener mucho tiempo", aseguró.
Agregó que contribuye a la retracción de las panaderías la cantidad de personas que en los barrios vende pan en las calles.
“En cada esquina hay gente que hace bollos, buñuelos, tortillas por necesidad de tener ingresos y eso hace que caigan las ventas”, y puntualizó que las panaderías continúan recibiendo la tarjeta Alimentar.
