Unos 250 obreros, muchos de ellos del interior y de otras provincias, que realizaban obras para la instalación de la mina Lindero, en Tolar Grande, fueron despedidos por EDVSA, empresa contratista de la minera Mansfield, cuando aún rige la prohibición de despidos por la emergencia sanitaria que generó la pandemia por Covid-19.
En su segunda manifestación, en busca de recobrar la fuente laboral, los trabajadores se reunieron en la mañana de ayer con el diputado del Partido Obrero (PO) Claudio del Plá, quien se comprometió a acercar soluciones.
Luego pasaron por la sede de la UOCRA, organización sindical que se comprometió a dar intervención a la Secretaría de Trabajo. Allí los dirigentes de los obreros de la construcción informaron que habrá audiencia de conciliación el próximo martes.
En una audiencia que se concretó el 2 de junio, Mansfield afirmó que por el aislamiento social obligatorio y por "fuerza mayor" rescindió el contrato que tenía con EDVESA. Esta última admitió que entre marzo y abril despidió a los 250 trabajadores y que el 1 de junio recibió una encomienda desde Neuquén con la documentación de los trabajadores.
Rodrigo Aguilar, uno de los trabajadores despedidos, contó que no pudieron acceder a las ayudas que el Estado tiene disponible por la emergencia debido a que hasta hace poco figuraban que aún pertenecían a la empresa.
Además, señaló que les liquidaron las horas al 50% y solo por la quincena de marzo.
“En Mansfield, nos dijeron que ellos con la UOCRA acordaron una conciliación. El sindicato está pidiendo que nos paguen desde el 1 al 27 de abril. No pudimos recibir ningún tipo de ayuda del Estado porque aún figurábamos en el Anses, pero la empresa sí recibió esa ayuda”, afirmó Aguilar.
El trabajador relató que fueron despedidos por mensajes de WhatsApp, y mediante notificaciones fotocopiadas.
“Mi hermano tenía parte médico y lo mismo fue despedido. Hicieron abandono de persona”, sostuvo.
Agregó que Mansfield recientemente contrató a dos empresas, a la tucumana Proyecto Metalúrgico (PM) y a la jujeña Nortrading, que se instalaron con personal propio, sin tomar trabajadores salteños.
Por último, Aguilar afirmó que la empresa propiciaba condiciones laborales poco dignas, ya que no contaban con lugares adecuados para dormir, ni con la asistencia sanitaria requerida para la zona y el trabajo.
“Nos dieron el fondo de desempleo pagándonos por cinco horas cuando trabajamos 12”, detalló.