La decisión del juez federal fue tomada tras la presentación que realizó el fiscal Federal N° 2 de Salta, Eduardo Villalba, quien apuntó a la condena del autor del hecho, a sólo tres años de prisión efectiva justificado bajo "emoción violenta", en un contexto que iniciaba la era de persecución política contra las víctimas de los delitos de lesa humanidad entre quienes se encuentra el desaparecido gobernador Ragone.
El 27 de noviembre de 1973, Fortuny ya era conocido pues hacía poco que había ejercido el cargo de jefe de Policía. Ese día, aproximadamente a las 22, Fortuny se acercó a una mesa de un bar que estaba ubicada sobre la vereda de la calle Zuviría casi esquina Caseros, perteneciente al edificio del hotel Victoria Plaza y frente a la Plaza 9 de Julio.
Allí se encontró con el ex policía Emilio Pavicevich, quien estaba acompañado por cuatro personas. A partir de ese momento, entre Pavicevich y Fortuny comenzó una fuerte discusión por motivos políticos contemporáneos de aquellos años. A raíz de la intensidad del entredicho, Pavicevich se levantó de la silla que ocupaba e intentó, infructuosamente, golpear con su puño a Fortuny.
Luego tomó distancia de éste y sacó una pistola de entre sus ropas y apuntó a Fortuny, quien, abriéndose el saco, lo increpó a que le disparase diciéndole "tirá, tirá si sos macho". Segundos después Pavicevich disparó contra Fortuny, que luego de recibir el impacto, caminó unos pasos hacia la entrada del mencionado hotel y cayó al piso sin vida.
Pavicevich se dio a la fuga y en 1975, se presentó espontáneamente ante la Justicia provincial. Fue condenado por la Cámara Primera en lo Criminal de Salta, el 30 de marzo de 1978, a la pena de tres años de prisión en forma efectiva, por resultar autor responsable del delito de homicidio en estado de emoción violenta, en perjuicio de Fortuny.
Un encubrimiento
Villalba consideró que hubo una intención de categorizar al hecho gravoso sufrido por Fortuny como un contecimiento aislado, distante de cualquier connotación externa al suceso en sí, para alcanzar un objetivo preciso, que en aquellos años no fue otro que el encubrimiento de un hecho.
Pero en su dictamen el fiscal sostuvo que el asesinato de Fortuny fue uno de los hechos inaugurales “de una sucesión de otros que instalaron una denodada violencia política que padecieron los ciudadanos de este país por parte del aparato represivo del Estado”.
Es en este plano que aseguró que Rubén Fortuny, como ex jefe civil de la Policía de Salta y destacado militante del espacio político liderado por el entonces gobernador Miguel Ragone, “habría sido víctima de las bandas terroristas para-policiales que ya actuaban con total impunidad en la provincia y que a través del accionar orgánico ilícito de Emilio Pavicevich, fue asesinado”.
Directivas y decisiones
Otro de los puntos que agravó para los grupos para-policiales la presencia de Fortuny en su momento fue que impuso la obligación de cumplir con las directivas de quien no sólo ordenó no reprimir la protesta social, que se negó a la portación de armas y clausuró los calabozos que había en la Central de Policía, “sino que además, logró que se procesara y detuviera a miembros de la fuerza policial”, entre los que se encuentra Joaquín Guil, quien comandó a las bandas para-policiales responsables de los delitos de lesa humanidad en la provincia.
Apuntó también que Pavicevich era un férreo opositor político al gobierno de Ragone y como policía retirado no le era extraño la persecución que miembros de la Policía provincial, ya en 1973, realizaba en contra de los militantes y funcionarios del arco político de Ragone.
Tomando en cuenta todo el contexto, Villalba expresó que el abordaje de los pormenores que rodearon al hecho criminal reseñado y las condiciones personales de quienes fueran víctima y homicida, resultan imprescindibles para verificar y confirmar que el asesinato de Rubén Fortuny, no fue un hecho delictivo aislado, sino que se presenta como una grave violación a los derechos humanos.