Más que nada en aquellas que presentan algún grado de fragilidad o dependencia así como las que viven solas y están cumpliendo la cuarentena.
La cuarentena produce una situación de aislamiento que genera la pérdida de sus rutinas, el alejamiento de sus redes familiares y sociales y –en algunos casos- un estado de confusión o desorientación que puede desembocar en angustia, irritación, tristeza o depresión.
La pandemia del COVID-19 está causando un temor y sufrimiento indescriptible en las personas adultas mayores que ven como otro riesgo -mayor aún que el de la propia edad- los está acechando con un alto grado de letalidad.
Muchas personas mayores que viven solas se encuentran separadas de su núcleo familiar por el impedimento de contacto asiduo que solían tener previo al coronavirus. También han perdido la posibilidad de contacto frecuente con amistades con la consecuente pérdida o disminución sensible de sus redes de apoyo.
En estos casos es muy importante que la familia o referentes afectivos de los mayores que se encuentran en esta situación refuercen su contacto buscando que los llamados se hagan por medio de las cámaras de Whats app ya que –de este modo- no solo escuchan y hablan con ellos sino que también pueden ver si la persona mayor se encuentra en buen estado de cuidado e higiene personal y de su hábitat.
El desorden o la falta de limpieza se puede detectar al mantener un contacto audiovisual y debe ser tenido como un indicador de la pérdida de interés del adulto mayor en su propio cuidado, lo cual pone en evidencia la necesidad de elevar las medidas de protección ya que la falta de orden en la casa o de higiene personal puede estar asociada a un abandono de su condición y posible desequilibrio emocional que desemboque en angustia o depresión.
El 82% de los casos de abuso, mal trato y abandono se dan dentro de las familias y en muchos casos el maltrato se produce por omisión de las medidas necesarias para que la persona mayor se encuentre en buenas condiciones físicas y anímicas para sobrellevar el aislamiento obligatorio.