Guadalupe Salas, se casó con Julio Ramón Vallejos Salazar, en Salta y de esta unión nació una hija que hoy tiene 9 años. Su padre de profesión ingeniero agrónomo, se fue a vivir a Paraguay de donde es oriundo.
Regresó a Salta en enero de este año, a pasar unos días, y solicitó un permiso de viaje para la menor de edad. Con toda su buena fe Salas firmó el permiso con el compromiso que la nena volvería a Salta el 20 de febrero, para rendir una materia, sobre la cual Vallejos Salazar debía prepararla.
En esos días no hubo dificultad de comunicación, los contactos eran diarios, hasta el 19 de febrero, último día en el que la nena le contó a su madre estaba preparando la valija para regresar al día siguiente. Sin embargo, esto nunca ocurrió .
Salas, llamaba de forma insistente, pero nunca pudo comunicarse con la nena, eso hizo que el día 21 se presentara en la casa donde le dijeron estaba su hija, en el paraje San Bernardito a 50 kilómetros de Asunción, junto a su hermano y a su padre.
“Ahí fue una odisea ver a mi hija, a quien después de mucha insistencia pude ver durante cinco minutos a sola, donde ella me decía que quería volver conmigo, el lugar donde está me da miedo porque se trata de un bar grande, de frontera, con todos los peligros para una nena”, dijo Salas.
En el paraje no le asentaron la denuncia, ya que le dijeron no correspondía.
Ya en Salta, el mismo 23 de febrero, efectuó una segunda exposición policial, y ante la justicia a cargo del juez de Garantías 4, González Pipino. Luego se enteró que el magistrado la derivo a la causa a la fiscalía y de allí nuevamente a Garantías.
“Parece que nadie quiere tomar una determinación sobre el tema, mientras los días pasan, mi hija es argentina, y nadie hace nada”, señaló Salas, quien dijo que hoy no tiene contacto con su hija de ningún tipo.