La madre tierra, como las mujeres, piden a gritos el fin del ecocidio y la abolición de la violencia contra todos los tipos de violencia contra las mujeres originarias.
En la jornada inaugural y con la presencia de referentes de distintas etnias del país, también de Perú, Bolivia, Colombia y México, desde las primeras horas de la mañana se realizaron ceremonias y rituales ancestrales para dar lugar a la serie de actividades de integración y conocimiento e intercambio de saberes.
"Se trató de un ritual movilizador y de sanación de nuestras cuerpas por las enormes marcas de las múltiples discriminaciones, las violaciones y el sufrimiento de nuestras hermanas", dijo a Nuevo Diario Irene Cari del Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades.
"Escucharnos unas a otras en todas las luchas que libran cada una de estas hermanas en sus territorios, construir palabras entre nosotras es volver a encontrarnos y construirnos entre nosotras para poder resistir mejor ante las políticas extractivistas", agregó la activista.
"En este caminar con las mujeres indígenas vamos construyendo palabras que unan fuerzas para denunciar las históricas colonizaciones, que no es una práctica cultural, es una práctica colonial sistemática sobre la vida de las mujeres y niñas indígenas como es 'el chineo", explicó Cari y añadió: "También a nuestro ecosistema.
En cada palabra compartida hay dolor, lágrimas que nos secamos unas a otras y nos sostenemos para animarnos a construir conceptos jurídicos para denunciar a políticas extractivistas y la imposición de políticas asistencialistas de exterminio para nuestras hermanas".
"Terricidio no es sólo asesinar nuestros ríos, nuestros montes, pero no sólo eso, y esto nos rotulan como negras, vagas, indígenas, planeras y así el estado nos oprime", concluyó.
