Los productores sufren las perdidas por la falta de precipitaciones en la zona y la falta de estructura para abastecer los cultivos de las pequeñas producciones locales. A la par, la sequía no afectó las grandes producciones de hortalizas que caracterizan a la zona.
Este año y por segunda vez consecutiva, hubo estragos por la falta de agua en la producción de maní local, de carácter artesanal y ecológico.
”Hay una pérdida total, llovieron 10 centímetros cúbicos a finales de noviembre, los suficientes para sembrar. Los productores confiaron que iba a continuar el régimen de lluvia y se perdió ya un 80% de la siembra de este año”, especificó Vaca.
Las fuertes lluvias de verano son perjudiciales para la cosecha de maní, por lo que los productores adelantan hasta noviembre, donde se producen lloviznas leves que ayudan a mantener la siembra, sin embargo, la falta de precipitaciones terminó afectando nuevamente la producción.
Actualmente en la zona se estiman hay 40 productores con un promedio de 5 hectáreas cada uno.
Vaca comentó que hubo acercamientos con personal del Ministerio de Producción y Desarrollo Sustentable pero que no hubo avances en asistencia más allá de dialogo.
Ahora en la zona preocupa que si no se producen precipitaciones se pueda afectar la resiembra del cultivo, que es la última instancia que tienen los productores para salvar económicamente su año.
Se estiman que aproximadamente 100 familias de trabajadores rurales dependen en exclusiva de este cultivo.
