TESTIMONIOS DE LOS FAMILIARES

Tristeza y pesar en el juicio por los brigadistas muertos de Guachipas

La segunda jornada en el juicio que se sigue por las muertes de cuatro brigadistas estuvo caracterizada por la emoción y la tristeza que llevaron a la sala la madre y la pareja de dos de los fallecidos.

NDS |

Entre hoy y mañana en el juicio por los brigadistas, se escucharán los testimonios de pilotos, vecinos, y del actual Secretario de Defensa Civil.
Entre hoy y mañana en el juicio por los brigadistas, se escucharán los testimonios de pilotos, vecinos, y del actual Secretario de Defensa Civil.

Entre hoy y mañana en el juicio por los brigadistas, se escucharán los testimonios de los pilotos de los vuelos que llegaron hasta el lugar para tratar de combatir las llamas, las del vecino Flores, que es quien daba hospedaje a los brigadistas y el actual secretario de Defensa Civil.

Ayer, Valeria Soledad Montenegro y Rosana del Valle Chávez, familiares de las víctimas, recordaron los momentos que se vivieron en aquel fatídico día, del que casi se cumplen cinco años, y como les cambió la vida sin las presencias de sus seres queridos.

Montenegro, querellante y pareja de una de las víctimas, contó el cambio de vida que tuvo desde que falleció su esposo, tanto psicológico como económico. Manifestó que su esposo había hecho cursos para tratar con el fuego, pero que no llegaban a ser capacitaciones, y que nunca le dieron certificados. Que él comenzó desmalezando, y que no estaba capacitado para ir a los incendios.

Luego declaró Rosana del Valle Chávez, madre de otro de los fallecidos. El día del hecho, recuerda, se enteró por los medios de comunicación que había cuatro bomberos desaparecidos, aunque no los nombraban como brigadistas.

Dijo que “de Defensa Civil me dijeron que me tenía que presentar urgente, y se me vino el mundo abajo”. Manifestó que su hijo estaba de descanso ese día, pero lo llamaron para que se presente en Defensa Civil. Era común que lo llamen cuando estaba de descanso para cubrir a algún compañero.

Explicó que su hijo, que tenía 22 años recién cumplidos, estaba contratado dentro de la menor categoría. Recuerda que le hicieron hacer un curso para apagar incendios chicos. Dijo que a su hijo lo hacían ir a la casa de Dagum y otro más, para desmalezar.

Por este último punto se solicitó, desde fiscalía, se profundicen los dichos y se extraiga la declaración por escrito, atento que se estaría ante otro posible delito cometido por Dagum, peculado.

El juicio está a cargo del magistrado de Garantías 4, Diego Rodríguez Pipino, donde se juzga las conductas de los ex funcionarios de Defensa Civil Víctor Jesús de Ola Castro, Roberto Durnelli y Víctor César Dagum, acusados del delito de incumplimiento a los deberes de funcionario público.

También se escuchó la declaración de Pablo Daniel Arce, Sergio Ricardo Ayon y Manuel Collado Fortunato, que a la fecha del hecho se desempeñaban como personal contratado para la Oficina de Recuperación y Espacios Públicos. En el juicio participa la fiscal Mónica Poma, en representación del Ministerio Público.

Por otra parte se habría solicitado falso testimonio para uno de los testigos que de acuerdo a lo que se señaló, no recordaba nada de aquel momento.

Uno de los testigos no se acordaba de nada y fue acusado por falso testimonio, de lo que poco que él dijo en la audiencia fue que estaban contratados por la subsecretaría y que si llegaba algo a defensa civil les hacían hacer funciones distintas a los contratos.

Por otra parte, se pudo conocer que uno de los defensores Pablo Tobío, representante de Durnelli, insistirá en conocer por qué no se hizo autopsia, “es necesario conocer si murieron quemados o asfixiados, si se desmayaron al inhalar tanto humo, o si las llamas quemaron sus órganos cuando las inhalaron directamente”.

Uno de los brigadistas que declaró en la primera jornada, era quien comandaba el otro grupo que se encontraba el 27 de octubre en Guachipas de apellido Espinoza, y fue quien el día de la tragedia contó se había retirado de la zona de incendio, porque se advertía el cambio de la dirección del viento y la peligrosidad de las llamas. “A mi me pagan y estoy obligado en apagar incendios, no para dejar la vida en ellos. Tengo la capacidad de decidir”.

Contó que la noche anterior a la tragedia con Ferreyra, programaron la jornada del día siguiente, con las rutas de escape marcadas y la estrategia que se iba a poner en marcha.

A partir de allí se separan los dos grupos, se pierde el rastro, entre ambos; se ponen a combatir el fuego y se da cuenta que las condiciones del viento habían cambiado y en el lugar al advertir la envergadura del fuego, suspenden sus activiades. Espinoza tiene experiencia en incendios en Chile, El Bolsón entre otros puntos.

Otro de los testimonio de brigadistas, señaló que tanto la ropa que se les entregaba, como los protocolos que se ponían en marcha, eran similares a lo que se utilizaban en otras provinicas.

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