La condena le cabe por resultar autor material y penalmente responsable del delito de abuso sexual simple agravado por el vínculo y la convivencia con menor de dieciocho años (dos hechos), todo en concurso real. El imputado M. L. L. fue condenado por someter a tocamientos impúdicos a su nieta. Fue denunciado por su propia hija, madre de la niña (10). La mujer expuso que su padre residía en una casa ubicada junto a la suya en Campo Quijano. Se enteró acerca de los abusos a través de las autoridades de la escuela a la que concurre su hija. Cuando se lo informaron, le preguntó a la niña y ella le confirmó que su abuelo la tocaba en sus partes íntimas cuando iba a su casa a visitarlo. La jueza Mónica Faber le enumeró al condenado las reglas de conducta que deberá cumplir durante dos años para conservar la prisión en suspenso. Entre ellas, prohibición de acercamiento en un radio de 200 metros a su nieta y de establecer contacto con ella, por cualquier medio; prohibición de ejercer actos de violencia física o psíquica en contra de la menor; realizar tratamiento psicológico previo diagnóstico de un profesional; no cometer nuevo delito, entre otras obligaciones. Por último, la jueza ordenó la extracción de material genético del condenado por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), previa asignación del Dato único de Identificación Genética (DUIG), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.
Durante el juicio abreviado, M. L. L. se hizo cargo de los delitos por los que llegó acusado y aceptó la pena establecida. Por su parte, la denunciante comprendió los alcances del procedimiento y estuvo de acuerdo con su aplicación.
