DEFENSOR DEL CAPO NARCO

El abogado Sosa reconoció su reunión con Castedo cuando era buscado

Irascible por el interrogatorio de la fiscalía, el abogado Alberto Raymundo Sosa, declaró ante el Tribunal Oral Federal que juzga a los hermanos Raúl y Delfín Castedo como jefes de una asociación ilícita y lavado de activos provenientes del narcotráfico.

Raymundo Sosa, ante el Tribunal Oral Federal.
Raymundo Sosa, ante el Tribunal Oral Federal.

Melba Araujo, ex mujer de Delfín Castedo; Eduardo Torino, martillero público y los comerciantes Alberto, Luis y Mario Alberto Yudi, completan la grilla de acusados, a quienes la fiscalía le adjudica distintos roles dirigidos a la comisión de diferentes delitos en el marco de la asociación ilícita entre ellos, el tráfico de estupefacientes y operaciones destinadas al blanqueo de las ganancias.

Tras ser identificado y prestar juramento, Sosa aclaró cierta relación con dos de los acusados. "Conozco a Torino de toda la vida y a Castedo por ser su abogado", indicó el letrado, quien igualmente entendió que estaba relevado del secreto profesional.

Citado por la defensa de Torino, Sosa sostuvo que en una ocasión "Torino vino para hacerme una consulta por un juicio de desalojo en Salvador Mazza".

Se trataba de una sentencia en contra (Pilar) Rojas, la que no se pudo ejecutar debido a que el catastro no era el mismo y por eso se frustró la medida. "Estudié el caso y advertí que Rojas iba a pretender la posesión por prescripción".

Sobre su opinión respecto al caso, reconoció la materia "no es mi especialidad, por lo que consulté al doctor Abel Cornejo, profesor de la Universidad Católica de Salta, y luego se iniciaron las acciones de reivindicación", un juicio que duró seis años hasta que salió la sentencia.

Respecto a Rojas, en tanto, lo describió como "un hombre violento, intratable, sin posibilidad de diálogo. Contó que la policía realizó el desalojo, pero al día siguiente Rojas usurpó nuevamente la propiedad, por lo que se inició en el juzgado penal una causa por usurpación.

La fluidez de su testimonio, sin embargo, cambió rotundamente cuando quedó bajo las preguntas del fiscal federal Jorge Viltes Monier, quien había apuntado una serie de detalles que no cerraban del todo, tanto con sus mismos dichos como con las pruebas reunidas, entre ellas varias intervenciones telefónicas en las cuales los acusados hacen referencia al letrado como "cabeza blanca".

En ese marco, y en un tono más hostil, aclaró aspectos de la operación inmobiliaria entre Torino y Delfín Castedo. "Torino me explicó que la compró en representación de una sociedad uruguaya, no era el verdadero dueño. Era el titular registral", afirmó. 

Torino está sindicado como una pieza funcional a Castedo, en especial, en las operaciones dirigidas al lavado de activos procedentes del narcotráfico, siendo la venta de El Aybal y su posterior recuperación, una de las maniobras realizadas para la asociación ilícita.

Sobre ello, Sosa confirmó que Torino había intervenido en favor de los intereses económicos de Castedo, aunque trató de disimularlo al explicar que "las normas establecidas para las propiedades que colindan con la frontera, impedían a esta sociedad uruguaya adquirir la finca. "Por lo que pude saber, se pagó una parte y restaba otro tanto. Nunca fui a esa finca", aseguró.

Aunque Sosa aseguró que después del encuentro con Castedo en Buenos Aires, nunca más se reunió con el acusado, al final de su testimonio, y otra vez ante preguntas de la fiscalía, sostuvo que actualmente es abogado del capo narco en una demanda que la provincia le inició por una propiedad en el Norte.

En una confitería porteña, a sólo cinco cuadras del Obelisco

Otro de los tramos que más encolerizó al abogado tuvo que ver con su relato respecto a la reunión que mantuvo con Castedo, cuando el capo narco tenía un pedido de captura nacional e internacional por su participación en el asesinato de Liliana Ledesma.

Sin dejar de citar a Torino, a modo de salvoconducto, Sosa indicó que "Castedo quería recuperar la finca El Aybal". A tal efecto, "Torino organizó el encuentro para que le explique a Castedo el trámite", reconoció, a la vez que minimizó la reunión con el criminal.

"El encuentro fue un sábado en una confitería ubicada en la esquina de Alvear y Talcahuano, en Buenos Aires.

Cuando llegué, Castedo ya estaba sentado. Fue una reunión de no más de media hora y Castedo se retiró conforme", detalló.

Respecto a si acudió a la cita con el capo narco a sabiendas de que era el narco más buscado de todo el país, Sosa le restó importancia y señaló que "no hay problemas que me reúna con un prófugo". La reunión, sin embargo, no fue para tratar el pedido de captura en su contra, sino una operación comercial ligada a la finca el Aybal, hecho por el cual Castedo está siendo juzgado.

Ante la insistencia de la fiscalía sobre la condición legal del acusado, algo que lo perturbó y tornó irascible, el abogado intentó evadir las respuestas, pero fue conminado por el tribunal a responder. "Toda Salta lo sabía, era público y notorio; sí sabía que tenía una captura pendiente", reconoció.

En cuanto a si sabía el motivo, indicó vagamente que era "porque había una mujer que fue víctima", para luego, ante las repreguntas, reconocer que se trataba del homicidio de (Liliana) Ledesma. "Se acusaba de que Castedo había intervenido enviando a matar a esta mujer".

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