Los delitos que se le imputaron son el de homicidio calificado, en perjuicio de Ramón Casas y el de tentativa de homicidio calificado de Benito Soraire.
Ambos, trabajadores de la finca del acusado, fueron envenenados con alimentos proporcionados por su patrón.
El fiscal penal, Ramiro Ramos Ossorio, quien investigó el caso, será también el que lleve adelante la acusación en el juicio público, el cual tendrá una lista de 60 testigos, por lo que se resolvió la aplicación de todas las medidas de bioseguridad previstas en el marco de la pandemia del COVID-19, entre ellas la restricción del ingreso de público.
El juicio estará a cargo de la Sala VII del Tribunal de Juicio, integrado por los jueces Francisco Mascarello, Paola Marocco y María Carabajal.
La defensa del imputado, en tanto, será ejercida por los abogados Marcos Molina y Luis César Fernández, mientras que la querella estará a cargo de los letrados José Teseyra y Alejandro Tapia.
El caso
La investigación se inició cuando el mismo Hartmut reportó, en octubre de 2018, que había encontrado a Casas muerto y en avanzado estado de descomposición. Adujo, al respecto, que probablemente había consumido alguna sustancia tóxica.
La autopsia reveló que la muerte de Casas se produjo por paro cardio respiratorio por intoxicación con veneno (pesticida), elemento tóxico que resultó coincidente con el contenido de la botella y plato que fueron secuestrados en la mesa del fallecido.
A estos elementos, el fiscal sumó la declaración de familiares de la víctima, quienes relataron que su padre los reunió y les manifestó que su patrón lo seguía y que cualquier cosa que le sucediera, sería su culpa.
En el marco de esta investigación, se llegó a Soraire, quien reveló que había comido carne que le fue regalada por el acusado, la que le causó un fuerte malestar.
Al analizar la carne, el CIF determinó que contenía el mismo pesticida que mató a Casas.
