Por quinto año consecutivo, en la Ciudad de Buenos Aires, la marcha tendrá lugar desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo, donde el colectivo de mujeres leerá un documento. “En el momento de mayor precarización de nuestras vidas, por quinta vez, volvemos a gritar Ni Una Menos.
Porque todos los días vemos cómo la violencia económica hace implosión en las casas y en los barrios, sobre nuestros cuerpos”, sostiene el texto de la convocatoria.
El reclamo por la interrupción voluntaria del embarazo también estará presente en la convocatoria, luego de que se presentara por octava vez el proyecto de ley que busca su legalización y despenalización. La marcha se repetirá, además, en varios puntos del país, como viene sucediendo cada vez desde 2015, cuando fue la primera marcha, tras el femicidio de Chiara Páez.
133 mujeres asesinadas en 2019
A días del quinto Ni Una Menos, el Observatorio de las Violencias de Género «Ahora que sí nos ven» presentó, en el anexo de la Cámara de Diputados, el Registro Nacional de Femicidios. Según los datos arrojados, 133 mujeres fueron asesinadas en lo que va del 2019 y 1193 desde el primer Ni Una Menos, hace cuatro años. Esto equivale a decir que cada 29 horas muere una mujer en manos de la violencia machista.
Más de la mitad de los femicidios son producidos por parejas o exparejas de las víctimas y el 65,4% se producen dentro de la casa de la misma. Estos datos nos indican el contexto en el que se desarrollan las situaciones de violencia, que son los más íntimos: en sus propias casas y por parte de sus parejas. Esto no significa que sean problemas “privados”. La violencia de género forma parte de todo un sistema social y, como tal, es un problema que excede las individualidades.
Desde hace años ya que los movimientos de mujeres y disidencias mantienen una lucha activa en contra de la violencia de género, promoviendo múltiples actividades de concientización, prevención y atención de las víctimas. El crecimiento del feminismo contribuyó a visibilizar estos casos otorgándoles la importancia y la urgencia que merecen, y enmarcándolos en toda una estructura social atravesada por el patriarcado y la desigualdad. Aún así, su labor radica también en exigirle sistemáticamente respuestas a quien le corresponde responsabilizarse y dar soluciones, es decir, al Estado.
Hoy por hoy, el gobierno de Mauricio Macri destina tan sólo $11 por mujer a los Programas para Víctimas de Violencia de Género, y eso también es violencia. Si bien las organizaciones de mujeres y disidencias mantienen un trabajo indiscutible e indispensable, es innegable la necesidad de políticas públicas. En un contexto de profundas transformaciones sociales protagonizadas por mujeres y disidencias no se puede permitir que un presidente no tome medidas urgentes ante la muerte de una mujer cada 29 horas.
