Unos 931 millones de toneladas de alimentos terminan en la basura cada año en el mundo y el fenómeno estará en ascenso en la próxima década, indica el estudio "Perspectivas Agrícolas 2023-2032", elaborado conjuntamente por Naciones Unidas y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las pérdidas de comida a lo largo de la cadena de distribución podrían pasar de los 180 millones de toneladas actuales a 234 en 2032. Entretanto, otros 157 millones de toneladas se desperdiciarían en los cultivos, 20 millones más que hoy en día.
Ambos organismos atribuyen la situación a varios factores, entre ellos, los "constantes riesgos económicos", como el alza de los precios de la energía o el impacto de la guerra en Ucrania en la producción mundial de alimentos.
Una de las consecuencias de la guerra tiene que ver con el alza en los precios de los fertilizantes, de los que Rusia es uno de los principales proveedores. Los cálculos de la FAO apuntan a que cada incremento del 1% en el valor de este insumo implicaría un encarecimiento final del 0,2% en el costo de todas las materias primas agrícolas.
El índice de precios mundiales que elabora mensualmente la FAO se ubicó en junio en 122,3 puntos en junio, 1,4% menor que en mayo y 20% más bajo que hace un año, según el informe divulgado este viernes 7 de julio.
Empujado a la baja por una caída en el costo del azúcar, los aceites vegetales, los cereales y los productos lácteos, este índice marcó la más baja desde abril de 2021 y puso los precios mundiales un 23,4% por debajo del máximo histórico de marzo de 2022, tras el comienzo de la invasión rusa de Ucrania.
El organismo destacó que, sin embargo, los precios de los alimentos por país son un factor determinante en los altos niveles de hambre en 45 países con problemas de hambruna, 33 de los cuales están ubicados en África, nueve en Asia, a los que se suman Haití, Ucrania y Venezuela.
(Reuters/EFE/France24)
