“Cuando hablamos de suicidio, eso implica un proceso y es posible intervenir en cualquier etapa a través de la prevención. Para eso, lo más importante es observar y escuchar”, expresó la profesional. La psicóloga destacó la importancia de generar habilidades sociales y emocionales entre los niños, niñas y adolescentes. Recomendó que hagan actividades como deportes, que representen la pertenencia a un grupo con el que puedan contar y sentirse contenidos. También resaltó la necesidad de abrir espacios de diálogo en la familia. Paz manifestó que es fundamental tener en cuenta a la adolescencia como una etapa de vulnerabilidad y cambios. Recomendó prestar especial atención cuando hay factores de riesgo, como: estar atravesando por problemáticas familiares, situaciones de violencia, bullying o hechos traumáticos, como un abuso sexual. “Hay que observar los cambios de conducta en los chicos, como el aislarse, el dejar de hacer actividades que les gustaban o no querer compartir con ciertos amigos que frecuentaban”, describió. También dijo que los síntomas de un proceso de depresión pueden aparecer como desgano pero también como hiperactividad. Con respecto a cómo establecer la comunicación, mencionó que es clave dar importancia a lo que expresan los hijos.
Piden prestar atención a frases claves
Leila Paz pidió prestar atención a frases como “todo sería mejor sin mí”, “me gustaría dormirme y no despertar más” o “siento que soy una carga”. “No debemos invalidar las emociones o responder ‘dejá de hablar tonteras’. Si descalificamos o minimizamos lo que nos dicen, si les decimos que ‘ya se les va a pasar’, nuestros hijos se van a cerrar a hablar sobre lo que les está sucediendo”, explicó.
Leila Paz refirió que hay mitos, como suponer que una persona que habla de una intención de suicidio no la va a concretar. “Hay que preguntarles qué les está pasando, qué están sintiendo. Son decisiones que no se toman de un momento a otro y hay que estar atentos a los procesos”, apuntó.