De acuerdo con el organismo internacional, en la ruta central que cubre desde el norte de África a Italia o Malta han muerto 1.064 personas y se mantiene como la vía migratoria más peligrosa del mundo.
A su vez, la ruta oriental que tiene como destino a Grecia y Türkiye registró 644 decesos, entre las que resaltan los 596 fallecidos del naufragio reportado la semana pasada frente a las costas helenas. Asimismo, 99 personas murieron intentando arribar a España.
El informe de la OIM destaca que 74 de las víctimas fueron niños en medio de un año en el cual las muertes superan a las registradas durante 2020 (1.449) y podrán, según los pronósticos, adelantar las de 2021 (2.062) y de 2022 (2.406).
Desde 2014, al menos 56.771 migrantes han muerto en el mundo intentando arribar a su destino, de los cuales 27.565 fallecieron en las rutas del Mediterráneo.
“El Mediterráneo central ha sido una ruta creciente hacia Europa, constantemente. Incluso durante la pandemia, las cifras siguieron aumentando”, afirmó el pasado mes de marzo el director general de la OIM, António Vitorino.
“En primer lugar, hay que impedir que las personas emprendan viajes peligrosos y eso depende de la cooperación con los países de partida. En segundo lugar, es necesaria una iniciativa dirigida por el Estado en materia de búsqueda y rescate; no podemos dejar esta tarea solo en manos de las ONG”, subrayó.
