Según trascendió, sobre el trío de fiscales existe una fuerte presión para que logren una sentencia condenatoria.
“Tienen que venir por lo menos con un condenado”, habría sido el mandato recibido bajo pena de traslado o desplazamiento del cargo para los otros dos acompañantes.
Todas las fichas están puestas en uno de los tres fiscales, quien ya tendría decidido apuntar toda su artillería contra Vargas, a quien consideran más débil, aunque no descartan que sus defensores, en especial Marcelo Arancibia, pueda revertir la situación y lograr la absolución del mismo.
La situación con respecto a Cajal Gauffín, sin embargo, es mucho más complicada, pues prácticamente no hay pruebas en su contra, al menos directa, sino sólo conjeturas. Con Vargas sucede casi lo mismo, aunque creen que el tribunal podría ir por una salida salomónica, siendo el vendedor el que lleva las de perder.
Por ello, la mayor apuesta de la fiscalía estaría en torno a Vargas, cuya defensa también se prepara para reclamar la absolución lisa y llana, o bien, por la duda, opción que se presenta como más propicia dada la ausencia de pruebas concretas que señalen a Vargas como un autor o partícipe del crimen.
Con el anticipo de agregar el agravante de femicidio, la fiscalía se tomará su tiempo para explayarse en la perspectiva de género, una temática sensible en los estrados judiciales, tarea que podría desarrollar el componente más idóneo del tridente fiscal.
Lo cierto es que la parada no será fácil, tanto para las defensas como para los tres fiscales, quienes podrían tener a sus espaldas nada menos que a su jefe, quien no descartó hacerse presente.