La mujeres este lunes decidieron encadenarse en una de las bancas de la Catedral Mayor esperando el diálogo con el gobernador, o bien hasta que se cumplan las promesas del ministro de Salud Federico Mangione.
El conflicto con los trabajadores autoconvocados del sector de Salud cobró asi, un nuevo ribete de tensión, luego de que desde las primeras horas de la mañana decidieron hacer su ingreso a la Catedral que estaba abierta para los fieles. Es el sexto día de su huelga de hambre en reclamo salarial a las autoridades de Salud.
En su relato sobre cómo o por qué fueron desalojadas señalaron: “Al mediodía apagaron las luces, y entró la Policía diciendo que había una denuncia en nuestra contra porque habíamos tomado la Catedral, pero eso no es cierto, lo único que queríamos era que la Iglesia intercediera por nosotros, nos quieren tratar como delincuentes ahora en complicidad entre el Gobierno y la Iglesia”, denunció Marina Guanca, una de las encadenadas.
El malestar y la drástica decisión de iniciar una huelga de hambre de las manifestantes, surgió luego del compromiso de Mangione, el viernes pasado cuando suscribió un principio de acuerdo con las huelguistas a la serie de reclamos expuestos en un petitorio que obtuvo el visto bueno del ministro de Salud, y el compromiso de que llegaría a las manos de la Intergremial para obtener el marco legal correspondiente, algo que nunca sucedió.
A la protesta se sumó una maestra de religión, quien no está encadenada, y un chofer de ambulancia que solicitaban que el Arzobispo fuera intermediario en este conflicto.
Luego de que fueron desalojadas en su medida de fuerza al frente de la Catedral, se hizo presente Frida Fonseca, Secretaria de Seguridad de la Provincia y mantuvo un extenso diálogo con las manifestantes. “Es la única que mostró empatía con nosotras”, señalaron tras su desición de seguir con el acampe de la Plaza 9 de Julio.
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