La madre llegó a juicio acusada del homicidio calificado de su pequeña hija. El Tribunal de Juicio de la Sala II, hizo lugar al pedido de la fiscal Veronica Simesen de Bielke y la condenó a la pena máxima.
Hoy al mediodía, el Tribunal dio su veredicto. La joven encerró a su beba "Francesca", en una habitación durante, al menos 48 horas para dejarla morir de hambre.
Se determinó que la niña falleció por un severo cuadro de lesiones de larga data y deshidratacion/desnutrición.
Este crimen se descubrió el 22 de junio del año pasado, cuando Colque se acercó hasta un centro de salud del barrio San Francisco Solano donde vivía. Llevaba a la niña en sus brazos, completamente inconsciente.
La explicación que dio fue que su hija se había ahogado con comida, pero luego de revisarla los médicos no sólo constataron que la menor ya estaba muerta, sino que presentaba señales de maltrato, y un estado lamentable.
Los exámenes forenses ratificarían las sospechas de los profesionales e incluso revelarían detalles escabrosos. Francesca tenía hematomas, escoriaciones y presentaba un grave cuadro de desnutrición y deshidratación.
En el fallo se dispuso la extracción de material genético de la condenada por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.
El juicio se había iniciado el 28 de abril y ayer tras los alegatos se dispuso pasar a un cuarto intermedio para la jornada de hoy a partir de las 11, escuchar las réplicas.
Posteriormente el Tribunal pasó a un cuarto intermedio para dar su veredicto contra la joven madre, en un caso que alcanzó repercusión nacional por cómo ocurrió el desenlace fatal de la pequeña Francesca.
Cabe destacar que en la tarde de ayer hubo una gran movilización hacia Ciudad Judicial, en espera de la condena los cinco policías implicados en la muerte de Cristian Ezequiel Gallardo, sumado a que querían saber de la condena para Micaela Colque.
Organizaciones sociales y adherentes de agrupaciones políticas colmaron con medio millar de personas el sector de ingreso a Ciudad Judicial, pero a raíz de las vallas no pudieron avanzar cerca del edificio. No hubo incidentes y los manifestantes se retiraron del lugar.
Una mentira de patas cortas había expuesto la madre de Francesca
“Se ahogó con yogur y galletitas”, fue la frase que formuló Micaela Colque al llegar al Centro de Salud de San Francisco Solano el 22 de junio de 2021.
Fue un intento de zafar de la obligación que tenía en el cuidado de su hija y el tremendo desamparo que le prodigó al dejarla sin cuidados ni alimentos por 48 horas, los que le provocaron la muerte, junto a meses aciagos donde proliferaron los malos tratos segun consta en la investigación.
Es tarde para lamentos. La joven madre entre zollosos declaró que “no creí que se fuera a morir”, tras dejarla encerrada en la habitación, cuando ese fin de semana se celebreba el Día del Padre.
La autopsia reveló que la menor al momento de su fallecimiento sufría un avanzado estado de desnutrición y deshidratación y una serie de golpes en todo el cuerpo, un caso más de maltrato infantil.
Inicialmente se hizo cargo la abuela paterna
Francesca nació en mayo de 2019, cuando transitaba los siete meses de gestación. Luego Micaela no quiso hacerse cargo y fue la abuela paterna la que tuvo en custodia a la menor. Pero a medidados del 2020 la madre reclamó a la justicia que le devuelvan a su hija, lo cual se concretó por parte de una jueza de Familia. Lamentablemente esto fue un error para el destino final de Francesca.
Conforme a las declaraciones de la abuela paterna, ésta dijo que ella y también otros familiares y vecinos le reclamaron que brinde atención a la nena.
No recibía alimentación adecuada, también hubo actos de violencia contra la pequeña de parte de su progenitora, esto fue en el transcurso de un año hasta que se produjo la muerte de la pequeña. Así lo consigna la investigación de este caso.
Francesca, de bajo peso notable, no recibió asistencia médica ni tampoco completó los esquemas de las vacunas, lo cual sí lo había hecho cuando estaba al cuidado de su abuela paterna.
Ayer precisamente cuando esperaba que la justicia dicte la condena contra Micaela, la abuela paterna pidió que recaiga el peso de la justicia contra Micaela: “yo no soy Dios para perdonar”, merece su castigo.
