Así lo aseguró el presidente de esta Comunidad, Arnaldo Torres, quien sostuvo que las autoridades comunitarias presentaron dos notas (la primera el año pasado y la última el mes pasado) en la Municipalidad de Embarcación, requiriendo la obra de tendido eléctrico domiciliario.
El servicio eléctrico es más que necesario en esa zona de altas temperaturas en la época estival, para la conservación de la cadena de frío de los alimentos, entre otros requerimientos. La zona de La Loma es compartida por tres comunidades, de los pueblos toba, wichi y guaraní.
Torres contó a Nuevo Diario que la falta de energía eléctrica afecta particularmente a unas 60 familias de la Comunidad toba, que hace unos 5 años se cambiaron por temor a que sus viviendas fueran arrastradas por el desmoronamiento de la loma, que va desgastándose en las épocas de lluvia.
Torres, que asumió en la presidencia de su Comunidad en agosto pasado, sostuvo que no reciben respuestas de la Municipalidad a sus pedidos de tendido de la red eléctrica para todas las familias.
El dirigente recordó que el Instituto Provincial de Vivienda (IPV) construyó 7 viviendas para familias originarias y entonces se extendió el cableado, “pero para estas viviendas nomás; digamos que provisorio, porque no tiene los voltios que tiene que tener, muy baja es la tensión”.
“Aquí la gente se da (la luz) como sea”, contó Torres. Dijo que hay familias que tiran sus propios cables, desde distancias bastante largas, para poder llevar energía eléctrica a sus casas, aunque la tensión no permite el uso de electrodomésticos como una heladera.
Sin red de agua
Las comunidades indígenas tampoco cuentan con el servicio de provisión en red de agua potable, ni red cloacal.
“El municipio nos abastece por medio de un tractor”, contó Torres, quien señaló que el tema del agua “ha sido el problema siempre aquí en la Comunidad”.
Las tres comunidades reciben el agua de una cisterna que a su vez es provista por el municipio, llevando el agua en tanques, con tractores. Luego, a través de una conexión de manguera el agua llega a las tres comunidades, que cuentan cada una con un grifo comunitario.
Torres indicó que, como no existe red cloacal, las propias familias se construyen letrinas. Añadió que también presentaron notas al intendente Alfredo Llaya pidiendo que sean tenidas en cuenta para la construcción de núcleos húmedos, pero “no hay respuestas. Prácticamente estamos olvidados nosotros aquí, por parte del municipio”, lamentó.
La mayoría de los habitantes originarios de Embarcación trabajan como jornaleros en fincas vecinas, otros “viven del monte” cercano, donde todavía quedan animales que pueden ser cazados. Algunos han accedido a jubilaciones y la asignación universal por hijo.