Ese miedo escénico paralizó a la Albiceleste, que desde los 40 segundos observó como Ibarra ponía el 1 a 0.
Las desinteligencias defensivas protagonizadas por Mercado y Mascherano le permitieron al Tri festejar el gol tempranero que auguró la catástrofe del bicampeón del mundo. Lo positivo para los conducidos por Sampaoli era que todavía quedaban 90 minutos por jugar.
Las veloces intervenciones de Di María fueron uno de los argumentos que demostró Argentina para reaccionar. Así, antes de llegar al primer cuarto de hora la combinación entre rosarinos le dio oxígeno a la Argentina. El Fideo habilitó a Messi para que establezca el 1 a 1. El amor propio fue la clave para llegar a la igualdad. Como si se tratara de una redención hacia el astro, el líder criollo revirtió la historia a través de una nueva pared con el atacante del PSG. La Pulga guapeó, encaró, deslizó su magia y convirtió el 2 a 1 con un hermoso disparo.
En el complemento la catarata de goles que se dio en el resto de los partidos no le significó nada a la Argentina. Messi, el hombre que brilló sobre los 2.850 metros, brindó su mejor espectáculo con una obra maestra. El golazo le dio la tranquilidad para sacar el boleto a Rusia sin escala.