La celebración fue transmitida en forma virtual desde la web de la Catedral y superó los dos mil fieles conectados, que daban cuenta del seguimiento de la misa, también desde distintos puntos del país.
Como es tradicional durante esta misa se da lectura a la pasión de Jesús, hasta su muerte.
Al momento de la homilía el prelado comenzó señalando que "frente al crucifijo de Cristo, pensé al mirarlo, cómo habrán vivido tantos hermanos que padecieron la misma muerte, y los que hoy mueren en guerras, campos de concentración, violencia en los hogares, en situaciones de pobreza. Este año nos toca a todos compartir el dolor, el temor, lo que nos advierte, que solo somos hombres, pero a la luz de Cristo Crucificado, muerto y resucitado, vamos a vivir esta Semana Santa desde la esperanza. La ultima palabra la tiene Jesús".
En ese momento recordó las palabras de Jesús, cuando en la última cena les dijo a los apóstoles "hagan esto en memoria mía" y el desafío que significa para los fieles en esta situación que se atraviesa hoy celebrar la Eucaristía.
"En esta situación es un desafío, debemos evitar reunirnos en asamblea, y se lo que les cuesta a muchos de ustedes (feligreses) de no participar en las celebraciones, a los sacerdotes también", dijo Cargniello.
En este punto hizo referencia a los católicos que dispersos por el mundo y atravesando situaciones de riesgo se ven impedidos de celebrar estos ritos y que lo deben hacer a distancia, ya que viven persecuciones, guerras o enfermedades. "Ahora nos tocó a nosotros esto de celebrar a la distancia".
Marcó el desafío que significa para los sacerdotes que hoy deben elevar sus altares a los lugares donde están los aislados, los refugiados, a los centros de salud, donde está la gente que prestan sus servicios en esta emergencia. Hoy debemos tender una mesa en la que los medios virtuales nos acercan".
Por otra parte al señalar el tema de la comunión, dijo que lo mejor será hacerlo juntos con el Espíritu Santo "hagamos lo que Jesús nos dice, compartamos hoy desde el cuidado. Cuidemos al otro ciudadano, cuidándonos nosotros, pero no desde el encierro sino estando activos, alertas y solidarios", remarcó el arzobispo de Salta.
Dijo que en estas situaciones se debe tender una mano solidaria, aunque sea a la distancia, lo que habla de una fe redimida.
Agradeció el trabajo que muchos sacerdotes están llevando adelante, ayudando a los enfermos, a los moribundos, donde la escucha y la paz es necesaria que lleguen.
Más adelante se refirió a quienes están aislados y dan respuestas afectivas, ayuda, escuchas, paciencia, alrededor de la Palabra de Dios, "recemos, meditemos en nuestros hogares ,es un momento para revalorizar la familia".
Mosstró el trabajo que se está realizando desde CARITAS que junto a CARITAS parroquial trabajan con voluntarios y alumnos de la UCASal que reparten y arman los kits con donaciones que se ofrecen a través de grupos, individuales o empresarios con ayuda para las familias de barrios carenciados.
"Cualquier persona que se quiera acercar es bienvenida y desde ya muchas gracias, queremos que todo esto sea transparente, por lo que se publicará en la página del arzobispado los fondos que se alcanzaron y los destinos que tuvieron", remarcó.
Adelantó que esta semana se reunirá autoridades de Gobierno y de municipalidad “para atender las necesidades de lo que se nos indique, queremos como cualquier otra institución brindar colaboración y apoyo”, sostuvo.
Finalmente informó que la arquidiócesis puso a disposición de la emergencia sanitaria, la Casa de Retiros Espirituales San Juan XXIII, la Casa de Cursillos de Cristiandad y también la Cura Brochero en campo Quijano, además de muchos párrocos que ofrecieron sus disponibilidades de lugar, para cuando se indique.
"María despliega todo su amor de madre, nos quiere a todos humanos", sostuvo.
La celebración finalizó con el rezo del Santo Rosario a los pies de la virgen María, que fue retirada de su camarín.
