JUICIO A NAZARIO

La fiscalía resaltó su pasado romerista y afirmó que estuvo en un vuelo de la muerte

En el juicio seguido al ex secretario de Seguridad durante el primer gobierno de Juan Carlos Romero, el Tribunal Oral Federal 2 de la Ciudad de Buenos Aires, integrado por Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Nicolás Toselli, la fiscalía resaltó el rol que tuvo Sergio Raúl Nazario en el centro clandestino Olimpo, como así también valoró su convocatoria a la función pública y su labor en el diario de la familia del ex gobernador, entre otros aspectos.

El ex secretario de Seguridad de Juan Carlos Romero. (Foto Archivo)
El ex secretario de Seguridad de Juan Carlos Romero. (Foto Archivo)

Sergio Raúl Nazario fue designado por Romero para ocupar el cargo de secretario de Seguridad de la Provincia, lugar desde el cual llevó adelante una gestión de mano dura, en especial contra todos los grupos sociales y gremios que salieron a la calle en protesta por la reforma estatal impulsada por el ahora senador nacional, quien en su primer año de gestión dejó a cinco mil empleados públicos sin trabajo.

La satisfacción por los servicios de Nazario, sin embargo, no le duró mucho, pues una denuncia apresuró su renuncia. Años más tarde, en 2.002, el ex juez Claudio Bonadío (f) ordenó su detención, por una investigación iniciada en su contra por su participación en numerosos y graves delitos de lesa humanidad.

Nazario estuvo preso por cuatro meses en la unidad carcelaria de Campo de Mayo, en Buenos Aires. En 2.019, la causa penal en su contra fue elevada a juicio, debate que comenzó el 16 de junio del año pasado, a cargo del Tribunal Oral 2, el que también juzgó al ex policía federal, Carlos Alberto Infantino y a los ex gendarmes Hugo Luis Medina y Miguel Pablo Lugo.

En el marco del juicio, el 7 de diciembre pasado, el tribunal condenó a Nazario, junto al ex gendarme Miguel Pablo Lugo, a la pena de 25 años de prisión por considerarlo partícipe necesario del delito de privación ilegal agravada por haber sido cometida por funcionario público con abuso de sus funciones o sin las formalidades prescriptas por la ley, y por mediar violencia y amenazas, en concurso ideal con el delito de imposición de tormentos agravados en relación con las condiciones de cautiverio impuestas, reiterado en 124 ocasiones, de las cuales 90 se encuentran agravadas por su duración mayor a un mes, e imposición de tormentos agravados por la condición de perseguido político de la víctima en 124 ocasiones.

Un enlace entre centros de detención ilegales

Al momento de los alegatos, el fiscal general Alejandro Alagia, repasó los distintos testimonios que acreditaron la responsabilidad de Nazario en el circuito represivo y puso de relieve su desempeño como enlace entre centros clandestinos de detención. “Con todas las pruebas analizadas tenemos acreditado que Nazario, con el nombre de cobertura “Comandante” Esteves, intervino en el centro clandestino Olimpo como miembro de la inteligencia de Gendarmería Nacional”, aseguró.

En su descargo, el ex funcionario romerista negó vínculos con el Olimpo, aunque sí reconoció que estuvo en en la Dirección de Inteligencia de Gendarmería, pero que sólo realizó tareas administrativas, lo que fue descartado por el Comandante Mayor, Héctor Domingo Yemmi, quien describió a Nazario como un oficial que cumplió “difíciles tareas”, realizadas con “entera satisfacción, serio, correcto, subordinado. Me merece concepto de sobresaliente”.

Para el fiscal, el rol de enlace prestado fue clave, ya que conectaba información entre el Grupo de Tareas 2, que operaba en el Olimpo y la Central de Reunión de Información, áreas considerada el cerebro de las actividades represivas.

Alagia resaltó, entre otras pruebas, la declaración de dos testigos, uno de ellos un ex gendarme, quien afirmó que conoció a Nazario en el Olimpo, donde hizo tareas de vigilancia en el acceso. Confirmó que se identificaba como Esteves y que tenía asistencia perfecta en dicho centro clandestino de detención.

Un encuentro casual

Pero lo más significativo, puesto de relevancia por el fiscal, tiene que ver con un encuentro casual sucedido mucho tiempo después de aquellos años negros, en la casa de un amigo en común. El testigo contó que Nazario apareció con otro amigo y lo vio extrañado, incluso le preguntó: “¿vos no estuviste  en el sur?”

“¿Sabes de dónde nos conocemos? De la calle Falcón (donde funcionaba el Olimpo, en el barrio porteño de Floresta)”, dicho esto “se puso blanco, pálido y hasta transpiraba”. Resulta que el testigo, esa noche, cuando se lo presentaron supo que se llamaba Nazario.

“Después me lo vuelvo a encontrar en el diario El Tribuno, de la familia Romero, que era el gobernador, padre e hijo; en ese tiempo estaba el hijo (Juan Carlos). Un día cuando salí del diario, en la playa de estacionamiento, me vio y me preguntó: qué haces acá”.  Para asegurarse, el testigo contó que fue hasta la guardia le preguntó: “¿el que entró recién no es Sergio Nazario? Sí, es nuestro jefe, de la seguridad del diario y del gobernador”. Agregó que después se enteró también que era secretario de Seguridad del gobierno.

 

 

 

 

 

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