La parte de la práctica informal que el cuerpo técnico dejó ver fue la excusa perfecta para cumplir con la obligación de FIFA y abrir las puertas para que los niños vieran de cerca a los mejores futbolistas del mundo.
Con camisetas del Barcelona, en su mayoría y también “albicelestes”, Lionel Messi acaparó los flases durante el tiempo que salió a una de las canchas de búnker de la Argentina.
Allí se trasladó también un centenar de medios internacionales que se sumaron a los pequeños de la comunidad que no llega a los 20 mil habitantes y que está revolucionada desde que se confirmó el desembarco de la Selección para alimentar su sueño mundialista.
En el campo, planeado por el sub capitán Javier Mascherano a pedido de Sampaoli, se programó una práctica con ejercicios técnicos en la primera parte y un ensayo informal de fútbol en espacios reducidos para firnalizar.
Messi actuó como comodín y como era de esperar, hubo goles, lujos y atajadas que levantaron al público y generaron aplausos y cánticos de aliento, típicos de cancha.
Al final del entrenamiento el crack rosarino se acercó hasta las tribunas a firmar cientos de autográfos y sacarse fotos con los fáticos. Lo acompañaron Paulo Dybala, Javier Mascherano, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín.
Así, como ocurrió en cancha de Huracán, en el último entrenamiento realizado en el país, la Selección argentina recibió un baño de afecto con vistas al estreno mundialista.