Manchester City y Chelsea definirán esta tarde al nuevo campeón de la Champions League, cuando se midan a partir de las 16 (hora Argentina) en Oporto, Portugal, con televisación de ESPN.
Más allá del pronóstico, el pulso entre estos dos equipos ingleses promete, en cualquier caso, emociones fuertes. Sobre todo en un contexto aún crudo de la pandemia, que obligó a cambiar la sede de una final que debía haberse disputado en Estambul, pero que terminará albergándose en el estadio del Dragón.
En las gradas, eso sí, volverá el sabor al “viejo fútbol”. Es que después de meses de tribunas vacías, 16.500 aficionados, de ellos 10.000 procedentes del Reino Unido, podrán asistir en vivo a esta final.
La campaña del City, conducido por Pep Guardiola y convertido en favorito para esta final, es irreprochable: jugó 12 cotejos, con 11 triunfos y un empate, 25 goles a favor y 4 en contra. En contrapartida, la performance del Chelsea, que comenzó el certamen dirigido por Frank Lampard y ahora ocupa ese puesto Thomas Tuchel, es menos brillante, con 12 juegos, 8 victorias, 3 igualdades y un revés, 22 tantos a favor y 4 recibidos. Así llegan a este duelo final.
Cita con la historia
Para el Manchester City, este partido es una cita con la historia. Sueña con convertirse en el club número 23 en conquistar el trofeo más preciado del fútbol europeo. Y para Guardiola sería la recompensa a un ciclo de 5 años que, pese a 10 títulos en torneos nacionales, parece inconcluso si no se corona con la Champions. El técnico catalán ya llevó al Barcelona al título en 2009 y 2011, pero en la última década acumula decepciones en Europa, sobre todo desde que asumió en el City.