Estuvieron presentes miembros y amigos de la fundación Alfarcito, José Moroder, padre del sacerdote Chifri; el subsecretario de Desarrollo Turístico del Ministerio de Turismo de la Nación, Mariano Ovejero, y vecinos de la zona, quienes compartieron empanadas, pollo al horno de barro con papas andinas y de postre queso de cabra con dulce, elaborados por la propia Griselda.
Luego del almuerzo se hizo un brindis y habló moroder, quien expresó su satisfacción por el trabajo realizado y le deseó muchos éxitos en esta nueva etapa. Luego Ovejero se mostró agradecido por la invitación y manifestó su satisfacción por la obra y finalmente Griselda señaló que se sentía muy acompañada en su emprendimiento.
Un año atrás la Fundación Alfarcito inició con un grupo de jóvenes, un voluntariado para renovar y arreglar el legendario comedor. Así se repararon y pintaron las paredes, las mesas y sillas; se renovó el sistema eléctrico y se mantuvo el aspecto mítico que siempre caracterizó el lugar, trabajando estrechamente con su dueña hasta en la fachada exterior.
En los 70, doña Teresa Bautista, madre de Griselda, comenzó a preparar comida para los viajeros, los trabajadores que reparaban la ruta 51 y los turistas que se dirigían a San Antonio de los Cobres o a Chile. En 1974 abre las puertas como un comedor donde se podía disfrutar de la cocina casera.
El comedor es un ícono
El comedor es un ícono de la Quebrada del Toro desde sus comienzos. Quienes lo visitaron dejaron recuerdos de su paso por el lugar, que fue tomando notoriedad gracias a las recomendaciones de la gente. El boca a boca contaba que en medio de una naturaleza agreste y hermosa, una señora con una cocina a leña, que hasta hoy se sigue usando, preparaba los más exquisitos pollos con papas.
Griselda tomó la posta de su madre y continuó trabajando, las paredes se convirtieron en un libro histórico en el cual se podían ver recuerdos, recortes de diarios y dedicatorias de personas de los rincones más lejanos del país y del mundo.
El tiempo inexorablemente fue deteriorando las instalaciones, pero la fuerza de voluntad de Griselda por salir adelante, la llevó a presentar su proyecto de renovación a la Fundación Alfarcito, que se puso en marcha en la restauración, siguiendo la voluntad del Padre Chifri de fomentar aquellos emprendimientos que generaran fuentes de trabajo genuino en los cerros. A través de Ovejero pudo obtener fondos nacionales.
El proyecto de Griselda se suma al parador de comida de El Alfarcito. "Todos estos logros de la fundación se suman al apoyo de las comunidades de los cerros de Rosario de Lerma y a las 18 escuelas primarias, algo que siempre soñó el Padre Chifri que las personas se queden en la tierra que los vio nacer y los cobijó", señaló Carlos Figueroa, vocero de la entidad.