En el marco de la red de Progreso Social de Salta, el espacio de confluencia de ideas y proyectos propone ejes en: Alimentación y consumo sostenible; un sistema integral y gestión de los residuos regional; movilidad sustentable; salud, derechos humanos y ambiente; y una propuesta de políticas de cuidado y educación emocional.
“La iniciativa busca generar espacios de escucha y participación de la ciudadanía para la elaboración de políticas públicas que impacten en nuestras vidas generando nuevos hábitos, nuevas costumbres, que reflejen una sociedad salteña sostenible, sustentable y adaptada al cambio climático”, señaló a Nuevo Diario el abogado ambientalista José Lazarte, titular de la Asociación Civil AYNI.
En este sentido, el letrado explicó que AYNI -que tiene como objeto la defensa y promoción de los derechos de usuarios, consumidores y ambiente; y que junto a la organización Revolución Verde, y la colaboración de la Cámara de Senadores buscan generar espacios de participación activa, escenarios de contribución donde los ciudadanos y ciudadanas de Salta expresen sus ideas, sus proyectos y sus experiencias junto a otros en pos de generar alianzas ciudadanas que permitan situar en nuestra agenda pública y política la problemática del cambio climático en Salta y el NOA, como así también fomentar políticas públicas para que los ciudadanos, las empresas y el Estado aspiren a modelos de vida sostenibles y sustentables con la tierra.
“Junto a otra ONG estamos trabajando en el impulso de este tipo de actividades buscando que la comunidad se acerque a compartir formas de adaptación de formas de vida en el siglo XXI en un contexto de crisis ambiental y global”, sostuvo Lazarte apuntando en ideas tanto micro como macro que pudieran alcanzar un rango de ordenanzas, proyectos de ley, etc. De esta forma ejemplificó la gestión de residuos, y la necesidad de análisis de un nuevo proyecto de gestión inclusive de manera regional.
Otro de los puntos que planteó el abogado es que, teniendo en cuenta que pese a que existe un compromiso global para trabajar en medidas y políticas concretas relacionadas al cambio climático, que surgieron ya en 2015, resulta difícil que la ciudadanía tome conciencia real de los efectos del no cumplimiento y las consecuencias en una escala micro.
Además explicó que la brecha de tiempo parece acortarse al momento de encontrar las soluciones para poner un freno al daño que se le hace al ambiente en el que estamos inmersos.