Un hombre que solicitó una tarjeta de crédito al Banco Santander Río, pasó por varios escollos para poder darla de baja y sin usarla quedó con una deuda de $8.311,77, además de tener afectada la firma. “En agosto del 2018 solicite la tarjeta porque tenía la promoción de no pagar mantenimiento por un año, pero por comentarios de malos servicios de la tarjeta y antes de que llegue el plástico decidí pedir de baja la tarjeta. El 15 de noviembre del 2018, me presenté en la sucursal para cancelar la cuenta 393.267/2 las tarjetas Visa y América que nunca recibí”, explicó Miguel Rojo.
Agregó que el empleado de la entidad financiera quiso hacerle firmar un documento interno, en el que se manifiesta que podría ser un potencial deudor aún sin haber recibido los plásticos. Rojo se negó a firmarlo debido a que le negaron una copia del formulario.
“Por la mala atención pedí hablar con el gerente y después de esperar varias horas me dicen que no estaba. Ante la falta de respuesta por la baja, me presenté en Defensa del Consumidor donde a ninguna de las dos audiencias se presentó el banco”, relató Rojo.
Sin embargo, en mayo de este año el hombre fue intimado por el banco a través de una carta documento para que pague una deuda de $8.311,77, más los intereses. “La falta de pago en el plazo establecido dará derecho al banco de iniciar las acciones legales pertinentes”, indica el documento.
Agrega que Rojo debe entregar la nómina de cheques librados, aún no presentados al cobro para su registración y que devuelva los cheques no utilizados. Ante esta nueva situación, el damnificado inmediatamente requirió mediante nota formal y carta documento que le detallen la supuesta deuda de $8.311, y de los movimientos, documentación que habría utilizado a través de la cuenta corriente y nómina de los cheques librados. El pedido fue reiterado en julio con idéntica ausencia de respuesta.
Rojo manifestó su malestar por el acoso telefónico que recibe por parte de los estudios jurídicos para que se presente a pagar.