"La idea surge cuando en una charla entre hermanas, donde comentamos el caso de una médica amiga, que trabaja en el Hospital del Milagro y que tras esa jornada iba al Materno Infantil, a coser durante una hora y media para alcanzar lo que se necesitaba, barbijos, botas, camisolines, etc. Eso nos pareció muy injusto, mientras nosotras estábamos solo en cuarentena", dijo Stella Maris.
De allí que comenzaron a pensar en opciones, mientras cumplían el aislamiento, cómo podían acceder al material y a lo que se necesitaba para confeccionar elementos para los agentes sanitarios.
"Hablamos con nuestras familias y a través de mensajes de texto comenzamos a juntar plata para llegar a los materiales que se necesitaban, así me contacté con la madre de una alumna del Colegio Santa Rosa donde trabajo, que tiene un comercio, y nos vendió la tela que era necesaria, la médica que tiene permiso de circulación fue la encargada de alcanzarnos lo que necesitábamos", señaló Teruel.
Sumando voluntades
En la confección se sumaron religiosas del colegio: Marta, Roxana, Claudia, que tenían las máquinas de coser, y podían acelerar el trabajo ya que Stella y Verónica, cosían a mano. También una vecina del barrio Postal puso a disposición su tiempo y herramientas.
"Nosotras cortábamos y ellas cocían, todo un engranaje aceitado donde la médica hizo de nexo entre todos los puntos", sostuvo.
Hoy lunes tienen previsto la primera entrega al hospital de las botas necesarias para el resguardo de personal médico, de enfermería y de la sanidad en general que tienen contacto con pacientes. Serán 100 pares los que llegarán a los profesionales, en esta primera oportunidad.
También para policías
En tanto, con los barbijos advirtieron que el grosor-micrones de la tela es especial para el personal de sanidad por lo que decidieron cumplir con su misión, pero con la policía: "Los efectivos de seguridad no necesitan medidas especiales, por lo que les llegan casi diariamente los barbijos que son retirados desde la casa de una de las mujeres que los cosen.
De esta forma se redistribuyen a distintos sectores", Stella recordó que en otra oportunidad ya se adoptó una inquietud similar cuando pudieron juntar fondos para construir una casa, para una nena que padece la enfermedad en la piel conocida como piel de pescado.
Esta solidaridad de ver al prójimo, como alguien a quien se ayuda, señala que va de la mano de una educación que los lleva a pensar la forma de hacerse presentes. "Es seguir lo que el San Francisco pide: solidaridad".
Finalmente, Stella Maris aclaró que: "Advertirmos que desde varios sectores están ayudando, con la confección de lo que se necsita, y como quedó dinero de lo que se juntó para los barbijos y botas, pensamos que servirá para comprar antiparras para los médicos porque también es necesario y no cuentan con esos elementos", remarcó.
Así aportan desde sus casas lo que la comunidad necesita y dan el ejemplo a sus hijos de ver al prójimo.