Además aseguró que el Gobierno ya dispuso la asistencia de elementos sanitarios para los efectivos.
La postura del ministro se dio horas después de que el coordinador de Enlace y Relaciones Políticas del Gobierno provincial, Pablo Outes, tuvo que salir a salvar a Pulleiro de un acuartelamiento y de un posible paro de la policía en el marco de una crisis sanitaria sin precedentes en Salta.
Es que entre los principales reclamos, reflejados en un petitorio que una comisión de policías Autoconvocados que llegó a manos del gobernador, aparece nada menos el maltrato laboral esgrimido por el ministro y la cúpula policíal, quienes fueron obviados por los policías al momento de buscar contención a sus quejas.
En este contexto, que obligó al Gobierno a sentarse a dialogar con los policías y conformar una mesa de trabajo, Pulleiro, al verse ante la posibilidad de un desplazamiento, visitó el viernes pasado la ciudad de Orán junto a la jefa de policía, Norma Morales, quien pasó de ser una figura decorativa a ser el principal bastón de apoyo del titular de la cartera de seguridad.
Tras una reunión de forma, el ministro se juntó con los jefes policiales en el edificio de la Unidad Regional 2, en Orán, donde, al mejor estilo castrense, bajó línea dura para el policía raso. Primero aseguró que los elementos de higiene sanitaria ya iban a ser provisto, como si ese fuera el único reclamo, tras lo cual pidió mano dura para los subalternos.
Creído, tal vez, de que estaba ante una sublevación de la tropa, Pulleiro pidió “ajustar” al personal a la conducta de “subordinación”. Según fuentes policiales, el ministro no permitió interrupciones en su discurso, y siempre con un tono aireado, ordenó a los jefes no darle más oídos a los reclamos de los policías y que se mantengan en sus líneas de combate.
De esta manera, y lejos de llamarse al silencio frente a las quejas por la falta de humanización para con los policías, Pulleiro tensó aún más la relación con la fuerza policial, la cual aún cerró las puertas a nuevas medidas de protesta, tanto contra dicho funcionario como con la cúpula policial.
Curiosamente, mientras Pulleiro hacía gala de su fuerza en el mando, en Pichanal, una localidad vecina, un grupo de asaltantes irrumpieron en la casa de un vecino, de la calle Güemes, y al grito de “¡Policía! asaltaron a una familia, llevándose un botín de 147 mil pesos”, hecho que se suma a otro robo de 600 mil pesos ocurrido en Orán mismo.