Este eje se sumaría a la letra de la ordenanza Ordenanza N° 12.215 sobre los gimnasios que apunta a una regulación en la habilitación y condiciones de funcionamiento de los establecimientos o locales destinados a la enseñanza o práctica de actividades físicas y/o deportivas, con el control de equipos multidisciplinarios e idóneos.
Así lo señaló a Nuevo Diario el concejal y presidente de la Comisión de Deporte del cuerpo deliberativo capitalino, Ricardo Passarell, que recalcó que: “Un producto sea de venta libre no significa que puede ser vendido en cualquier lugar, ni que carezca de controles.”
En ese sentido ejemplificó con el episodio de venta de algunos medicamentos en kioscos y almacenes: “la denominación venta libre no significa que cualquiera lo puede consumir automedicándose, sino que debe haber una supervisión mínima”, y señaló que para este caso el ente calificado debería ser el Colegio de Farmacéuticos, para además controlar las fórmulas que se expenden de manera libre, y para el caso de los usuarios, una consulta previa al nutricionista y médico clínico o deportólogo.
En ese sentido el edil se expresó en la misma dirección a lo vertido por las autoridades de los colegiados de farmacia, en cuanto a la necesidad de controlar los suplementos dietarios, su composición y procedencia.
Además, Passarell apuntó contra “los intereses de determinados sectores de hacer su negocio redondo”, y adelantó que después del receso legislativo insistirán con redoblar los controles en los gimnasios, en los profesionales que trabajan allí; como también el control sobre el expendio de estos productos y el control de administración, provisión y consumo de los mismos.
En ese contexto, es que el concejal remarcó la importancia de la nueva ordenanza que se viene debatiendo de manera anterior al receso: “Lo que no quieren perder los gimnasios es la potestad de seguir vendiendo, sin una regulación de afuera y hacia dentro también”, finalizó el concejal.