El programa tiene como objetivo contener a las mujeres victimas de violencia de género con asistencia de psicólogas, abogadas, asistentes sociales y supuestamente la capacitación en oficios.
“Nos están matando y quieren enseñarnos a lavarnos los dientes”, dijo Roxana Acuña, de la Cooperativa Warmis (que significa mujer en quechua). Ella junto a sus compañeras se manifestaron a mediados de febrero para solicitar la regularización de las cooperativas (los balances estaban atrasados), y la capacitación en oficios, dado que el objetivo es poder trabajar para autosustentarse.
Sin embargo, desde el cambio de gobierno a nivel nacional las capacitaciones “son vacías”, dijo Acuña a Nuevo Diario. Antes de otorgar la ese curso de cepillado de dientes, “nos enseñaron alfabetización digital para comprar y vender por Internet”. Y a principios de año, a cada cinco integrantes de cada cooperativa, les daban diez diarios para hacer pirámides.
“Decían que la que hacía la pirámide más grande mostraba cuan fortalecida estaba la cooperativa... hicimos una inclinada a propósito, para mostrar que la nuestra estaba así, sin rumbo”, dijo la mujer.
Las mujeres que están dentro de este programa de contención son en un 90% son víctimas de violencia de género, y el resto madres de chicos con discapacidad. Ante la falta de contención por parte del programa, crearon una red con diversas instituciones para poder ayudar a las beneficiarias.