Tampoco se realizó la procesión “selecta” que se había previsto que circunde la plaza 9 de Julio con tres decenas de invitados, entre ellos el gobernador Gustavo Sáenz y la intendenta Bettina Romero que conscientemente desistieron de participar debido a la situación de la pandemia por COVID-19 que obliga a respetar el aislamiento y evitar contactos para no contagiarse de coronavirus. Por ello, escasas personas estaban frente a la Catedral, entre ellos algunos fieles cercanos a la Plaza central así como vendedores de novenas o claveles que lograron evadir los vallados de la fuerza de seguridad.
Monseñor Cargnello presidió la ceremonia, que incluyó el rezo del Rosario conjugando las peticiones a los Patronos Tutelares por la protección de los salteños, por los que se contagiaron de COVID-19 y por el resguardo del personal de Salud, de Seguridad y de servicios esenciales. El repiquetear de las campanas no faltó, como tampoco faltó el ulular de la sirena de El Tribuno, en calle Zuviría, que de alguna manera despidieron el Milagro hasta el próximo año junto a los himnos del Señor y la Virgen del Milagro.