El documento final del cónclave realizado días atrás, fue auspiciado por el obispo de Orán, Luis Antonio Scozzina, que acusó a las “empresas extractivas de litio” de “robar y contaminar las aguas” en las Salinas Grandes y la Laguna Guayatayoc.
También exigieron una solución al conflicto que encaran las 90 comunidades de la Asociación Lhaka Honhat hace más de 30 años para recuperar su territorio ancestral en el Chaco Salteño.
De esta manera, los participantes difundieron el documento “La tierra es sagrada”, en el que denuncian “la falta de cumplimiento” de los derechos garantizados a las comunidades indígenas en la Constitución Nacional de 1994.
Al reflexionar sobre el “cambio climático”, alertan sobre “el avance acelerado del maltrato a la madre tierra, a su equilibrio y armonía” y afirman que las causas de este problema “no son naturales, que existen grandes responsables, principalmente vinculados al modelo capitalista y sus empresas depredadoras”.
Los miembros de Endepa renovaron “su compromiso urgente de continuar involucrándonos e incidir en un cambio profundo y positivo, creando herramientas y estrategias para el de-sarrollo de acciones decididamente políticas, que puedan lograr las transformaciones estructurales del Estado y de la Iglesia que hoy se necesitan”.
Los pueblos indígenas siguen demostrando y vuelven a decir, que son ellos quienes desde su sabiduría y relación con la Madre Tierra, los que mejor la cuidan y conservan. Sin embargo son ellos, junto a los más pobres, quienes sufren las peores consecuencias de este flagelo”, afirman.
“Esto nos exige una nueva actitud en la defensa de la vida, la “de quitarnos las sandalias porque la tierra que estamos pisando es sagrada” y es necesario preservarla para nosotros y para las futuras generaciones”, concluyen.