La Eucaristía estuvo concelebrada por el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín; el obispo emérito de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, y sacerdotes del clero salteño. Participó también el vicegobernador de la provincia, Antonio Marocco.
En su homilía, monseñor Díaz dio gracias a Dios por poder compartir la fe en Jesús Resucitado, y animó a "contemplar cómo la Cruz del Señor es luz para el mundo, que disipa las tinieblas del error, que nos aproxima a la verdad, que nos enseña qué es lo definitivo, qué es lo que no tiene contenido, a una cultura que le gusta vivir de lo relativo y un relativismo que va sacando del medio los contenidos fundamentales de la existencia humana, incluso atropellando los derechos humanos".
Luego agregó: "La Cruz es luz, nos aproxima a la verdad y nos acerca al contenido mismo de quién es Dios, cómo es Dios y quién es el hombre para Dios. Desde esta luz, que es la Cruz que se levanta para todo aquel que la vea, se salve. Nosotros también somos y estamos llamados a ser crucificados con Jesús para ser luz. No porque nos guste sufrir, sino sólo porque en la medida que nos identificamos con Él, podemos llegar a ser luz”.
Finalmente, sostuvo: "Que estas fiestas sean para nosotros un aprender a vivir y a morir como Jesús lo hizo, por amor, por obediencia a la voluntad del Padre y sobre todo para dar vida al mundo".