Y esto se debe, según lo explicado, al hecho de que “no están pidiendo vender cigarrillos en Buenos Aires, la fábrica de cigarrillos no está pudiendo vender, está parada”. Y esto no es solo una pérdida para el tabacalero, sino también para el Gobierno, pues de “cada paquete de cigarrillos que tiene un costo de 100 pesos, el 80% va al Gobierno Nacional por impuestos.
Hoy con la no venta de cigarrillos, el Estado está perdiendo 800 millones de pesos diarios”.
“La situación económica es gravísima, pues si esto no empieza a funcionar también se traba la rueda, se cae todo lo que es productivo y se pierde la fuente de recursos para distribuir entre la gente. Esta pandemia, no es solo sanitaria, sino también económica”.
En cuanto al acopio del tabaco y el hecho de que permanezca sin procesar, indicó que las repercusiones pueden ser terribles. “Todo el tabaco que está acopiado en las cooperativas, que suman aproximadamente entre 12 y 13 millones de kilos, debe ser procesado”.
Una vez que eso sucede, el tabaco va en caja y “te puede durar un año, año y medio o hasta dos”. Por ello, destacó que es necesario que la planta procesadora local reactive su funcionamiento, caso contrario “el tabaco se va podrir en las estivas y se perderá rendimiento y calidad. Por eso la situación se torna muchísimo más grave, si no se comienza con el procesado”.
Amat precisó que “el proceso debería comenzar esta semana a más tardar o la semana que viene”. Al respecto, agregó que se llevan adelante gestiones para que eso suceda lo más rápido posible, pero es necesario que la cadena se reinicie desde Buenos Aires, donde se fabrican los cigarrillos.