La decisión de tomar la medida más determinante se dio tras un particular hecho que generó el enojo de los pobladores al detectar que el agua que se les provee desde el servicio de red tenía larvas de mosquitos, hasta donde se sabe por parte de las informaciones oficiales otorgadas por el organismo provincial a cargo del servicio del agua potable.
El gerente de servicios de la empresa, Juan Bazán, reconoció que los organismos estaban en la toma de agua del río Aguas de Castilla, de donde se capta el líquido para ser distribuido a los puneños.
Agregó que la alta amplitud térmica que caracteriza a San Antonio de los Cobres los llevó a sospechar respecto de estas larvas, dado que en el lugar no suelen haber mosquitos. Sin embargo, detectaron y según el referente de la empresa, se iniciaron rápidamente los trabajos de limpieza en toda la red a fin de erradicar las larvas.
En medio de ese proceso es que en la escuela Sarmiento se logró detectar por medio de una muestra del agua que extrajeron de la red la presencia de los organismos. Esto sucedió cuando la muestra se puso bajo el microscopio con el que cuenta la institución, en donde finalmente se pudo confirmar la presencia de los microorganismos, algunos de ellos mostrados en las fotos que se obtuvieron.
“El problema se detectó el viernes y el domingo ya se encontraba solucionado”, dijo Bazán.
Sin embargo, Olga Copa, una de las vecinas que se encontraba con la manifestación que hasta ayer continuaba con el corte total de la ruta 51, aseguró que por estos días se volvieron a detectar las mismas larvas.
“Queremos que se puedan hacer las contrapruebas de aquellas que pueda mostrar Aguas del Norte sobre los microorganismos”, dijo la vecina a Nuevo Diario, al sostener que la intención es poder contar con certezas respecto de las condiciones en las cuales se les está otorgando el servicio a los pobladores.
Paciencia agotada
Aunque desde la empresa se había volcado desde un principio que el movimiento de los vecinos respondía a un tema político y a la intención que los trabajadores de Aguas del Norte sean removidos del lugar, la versión de los vecinos se enmarca en el agotamiento de paciencia ante las diversas fallas en el servicio.
Según indicaron, si no es que salían gusanos, el agua nunca fue suficiente. “En el Hospital dijeron que hasta es peligroso aspirarla.
Sentimos que el cuerpo nos pica por todos lados. Ni bañarnos podemos”, dijo Copa un tanto preocupada.
Por su parte, el padre de Olga, Ignacio Copa, un dirigente de la comunidad colla de la zona, sostuvo que los reclamos se hacen desde hace mucho tiempo no solo por la falta del abastecimiento de agua como corresponde, sino también por la falta de acciones sobre la contaminación que produjo la Minera La Poma en la zona, que tiró desechos en el lecho de las Aguas de Castilla. “Eso nunca fue saneado”, aseguró. Por otra parte, pidió aclarar que en ningún momento la comunidad se opuso al acueducto El Acay, que se encuentra aún en obras, sino que había solicitado contar con un pozo que le permita obtener agua para riego a quienes son integrantes del paraje Las Pircas.
“Nunca obtuvimos ninguna respuesta: ni de la contaminación, ni del pedido del agua”, dijo el dirigente indígena al recordar esas gestiones.