Hay 8 provincias afectadas y más de 400.000 kilómetros cuadrados vigilados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Ya se declaró la emergencia sanitaria hasta 2019, teniendo en cuenta la gran capacidad de dispersión territorial que tiene la plaga.
Para el INTA, en la región del NOA de nuestro país, la langosta sudamericana (Schistocerca cancellata Serville) no es una plaga novedosa: los primeros registros establecen que afectó a la agricultura en la provincia de Buenos Aires, alrededor del 1500.
"Es un problema histórico", afirmó Héctor Medina, coordinador del Programa Nacional de Langostas y Tucuras del Senasa, y alertó: "Hace más de 60 años que no veíamos una explosión poblacional como la de ahora, en la región".
En los inicios de 2017, Bolivia y Paraguay alertaron sobre la presencia de mangas y bandas de la langosta sudamericana. A fines de junio del año pasado, reingresaron a nuestro país desde Paraguay y provocaron los primeros ataques a cultivos en el norte. "Hoy la superficie de vigilancia es muy extensa, abarca 400.000 kilómetros y tenemos un mapa que muestra las zonas afectadas", indicó Medina.
Por su parte el NEA –Chaco y Santa Fe– tienen un nivel bajo de infestación; en el NOA –Salta, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero– la presencia de langostas voladoras es elevada; y en el centro del país se registra un nivel medio de infestación en Córdoba y preocupa la posible dispersión hacia otras provincias de la región.
Eduardo Trumper, especialista en manejo de plagas del INTA analizó los factores que se combinaron para la expansión: "Un invierno con temperaturas medias elevadas y con precipitaciones más frecuentes que el promedio histórico contribuyeron a que las langostas adultas anticipen la interrupción de su letargo invernal y reinicien su fase reproductiva", expresó.