Aseguran que el contagio se inicio con el contacto estrecho de uno de los trabajadores con una persona que había dado positivo pero se mantenía asintomática.
Como consecuencia del primer caso, cuatro personas fueron contagiadas, a quienes les hicieron un hisopado que dio positivo y luego 50 personas presentaron síntomas. La gran mayoría es asintomática y solo algunos presentan síntomas leves.
Uno de los propietarios, Diego Ruiz manifestó: “Nosotros hace 10 días comenzamos con los primeros casos, por lo tanto decidimos realizarle hisopados a la mayoría de los trabajadores, en total unos 190, nos llegaron los resultados en dos tandas que totalizaron 50 empleados positivos, de los cuales 37 son asintomáticos y 13 con síntomas leves.
La empresa aseguró que contrató un hotel en General Güemes para que los empleados permanecieran hasta recuperarse e hicieron más estrictos los protocolos en la fábrica.
La denuncia del SOEASI
Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 el Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar San Isidro (SOEASI) denunció públicamente a la patronal por no cuidar la salud y la vida de los trabajadores azucareros.
El Secretario General del SOEASI, Mariano Cuenca, recorrió pasillos oficiales y se reunió con funcionarios, alertó en los medios periodísticos sobre la grave situación en materia de higiene y seguridad laboral que existía en todos los sectores de la empresa ZADAR S.A. encabezada por un grupo empresario tucumano conocido como Grupo Ruiz, sin resultado positivo alguno.
La respuesta de los dueños del ingenio no solamente fue negativa en cuanto a las denuncias mencionadas, sino que profundizaron un proceso de persecución contra la organización sindical y sus dirigentes que había comenzado desde el mismo día en que se hicieron cargo del principal polo productivo del departamento salteño de General Guemes y los despidieron a todos.
Llegaron incluso a inventar un sello ilegal mediante el que los empresarios, a través de un puñado de personas financiadas por la propia empresa, se arrogó la representación sindical de quienes hoy trabajan en el ingenio. Y los trabajadores, amenazados con el fantasma del despido, se quedaron sin derechos.
Esta es la síntesis de lo que hoy padece la población de Campo Santo, un pequeño pueblo ubicado a 50 kilómetros de la ciudad de Salta, "castigado con la pobreza derivada de la ausencia de puestos de trabajo".
El dirigente sindical azucarero Mariano Cuenca dijo que “cuando decidieron despedir a centenares de obreros dijimos que estaban produciendo una catástrofe social y teníamos razón. Ahora le sumamos una catástrofe sanitaria. Qué más tiene que pasar para que el poder político electo democráticamente detenga esta barbaridad? Esto ya es una masacre”, criticó.
