También resaltó la necesidad de “aceptarnos humanos desde las diferencias”, continuando con lo vertido en el Vía Crucis, tras admitir un año difícil para la Iglesia, reconocer que visita a los sacerdotes acusados de abuso sexual, y de pedir a los fieles que “no juzguen”.
Durante el mensaje pascual emitido por el titular de la Diócesis de Salta luego de la bendición a quienes asistieron al encuentro eucarístico, y de la lectura de la secuencia pascual, se resaltó que “la Iglesia no vive de un triunfalismo, sino que constituye una provocación generación tras generación para renovar la lucha constante entre el hombre viejo y el hombre nuevo”, e invitó a la esperanza, “aún en medio de las dificultades”.
“Nuestra fe adquiere sentido a partir de la victoria de la vida sobre la muerte”, dijo Cargnello y aseguró que se trata de la afirmación máxima de los cristianos.
El arzobispo tomó como punto de referencia al mensaje del Papa Francisco en su homilía de Pascua y la referencia a los atentados en Sri Lanka, la situación de Nicaragua y Venezuela: “la pobreza se señorea en aquellos que caminan sobre la riqueza del petróleo, por la falta de entendimiento, por la soberbia de unos pocos, por no querer soltar el poder”.
Dijo esto en relación a la situación en Venezuela, y trazó el comparativo “también entre nosotros suceden situaciones de dolor y de injusticia, que son muchas veces fruto de quienes quieren ganar cueste lo que cueste, caiga quien caiga y muera quien muera, pero creemos que la última palabra no la tiene la muerte sino la vida”.
Cargnello resaltó ayer que “la esperanza es una forma de comenzar de nuevo”, e instó a los cristianos a ir en busca de esos signos de esperanza, y dejar huella comprometiéndose a hacer el bien y sanar.
No obstante el líder de la diócesis salteña analizó que “hoy se habla de la gente tóxica, la que se acuerda solamente de lo negativo y que nuestros vínculos alimentan la negatividad, y qué importante es que los cristianos nos propongamos hacer el bien desde nuestros círculos”.
Cargnello invitó a abandonar los rencores, a abandonar diferencias: “lo que importa es que somos humanos y desde allí construir nuestros vínculos”, dijo y resaltó el carácter de humanos, y la simplicidad del servicio.
Asimismo, destacó la coincidencia de las celebraciones de la Pascua de los cristianos, con el Pesaj de la religión judía, como mensaje de confluencia en medio de tantas diferencias.
“Muchos cristianos creemos en la muerte”, dijo y agregó “nos aferramos a lo que no da vida y envejece: el orgullo, el odio, el resentimiento, la falta de grandeza, el apego al dinero”, y llamó de esta manera a revisar las acciones y “no desaprovechar la Pascua”.