El joven padre y su hija fueron enterrados el lunes en El Salvador.
Ambos murieron ahogados en el Río Bravo, que los llevaría a una mejor condición de vida en el Estados Unidos, escapando como otros tantos ciudadanos de las penurias económicas y de la pobreza que habita en las calles donde la gente come de la basura y se llenan la panza de ilusiones de ese país centroamericano.
La madre de la niña, Tania Ávalos, fue la única que regresó con vida del viaje de más de 3.000 kilómetros. Bajo un intenso calor que superaba los 35 grados, se ha despedido entre llantos de su marido e hija, quienes fueron enterrados el lunes en El Salvador.
La imagen fotográfica tristemente desgarradora quedó inmortalizada y dio vuelta al mundo, en la que se ve a la niña abrazando a su padre, quien la había introducido dentro de su camiseta para protegerla.
Los sueños quedaron enterrados bajo tierra como les sucede a miles de migrantes que perecen en todo el mundo durante su trayecto para huir de la miseria y la violencia que asola a sus países.