El papa Francisco se comprometió a que la Iglesia "no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido" abusos de tipo sexual y que "nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso".
Así lo expresó en su discurso final tras la cumbre histórica celebrada en el Vaticano ante 190 representantes de la jerarquía de la Iglesia católica que trató los abusos a menores por parte de sacerdotes.
"La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso", aseveró. Otro es la exigencia de una verdadera "purificación" de los hombres de la Iglesia para "transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo y jamás "caer en la trampa de acusar a los otros, que es un paso hacia la excusa que nos separa de la realidad".
El Papa argentino quiso en su largo discurso puntualizar que la plaga de los abusos a niños "es universal y transversal" y para ello citó varios informes de instituciones internacionales, pero dejó claro que "esto no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia".
"La inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética".
El Papa Francisco ante representantes de las distintas jurisdicciones de los cinco continentes señaló que: “Ha llegado la hora de encontrar el justo equilibrio entre todos los valores en juego y de dar directrices uniformes para la Iglesia, evitando los dos extremos de un justicialismo, provocado por el sentido de culpa por los errores pasados y de la presión del mundo mediático, y de una autodefensa que no afronta las causas y las consecuencias de estos graves delitos”.
Después de la Santa Misa – celebrada al igual que la Liturgia penitencial de la tarde del sábado 23 de febrero en la Sala Regia del Palacio Apostólico Vaticano – el Pontífice tomó la palabra para trazar con claridad los contornos de un fenómeno “abominable”, difundido históricamente en todas las culturas y sociedades.
“Un problema que antes se consideraba un tabú” y que “todavía en la actualidad las estadísticas disponibles sobre los abusos sexuales a menores, publicadas por varias organizaciones y organismos nacionales e internacionales (…), no muestran la verdadera entidad del fenómeno, con frecuencia subestimado, principalmente porque muchos casos de abusos sexuales a menores no son denunciados, en particular aquellos numerosísimos que se cometen en el ámbito familiar”.
Sin embargo, más allá de todos los protocolos que se habló en su inicio, nada se dijo en las conclusiones como así tampoco sobre la homosexualidad y los hijos de sacerdotes que esperan pos acciones al respecto.