DESDE IQUIQUE

El Papa se despidió de Chile llamando a un trato más justo hacia los inmigrantes

El Papa Francisco se despidió ayer jueves de los chilenos con un llamado a abrir sus brazos a las nuevas oleadas de inmigrantes y a brindarles un trato más justo, después de una serie de actividades en el puerto de Iquique, la última escala de su visita al país antes de volar a Perú.

En Iquique recibieron a Francisco con coloridas danzas autóctonas
En Iquique recibieron a Francisco con coloridas danzas autóctonas

Miles de fieles acamparon en las afueras de una playa cercana a Iquique, en el corazón del desierto más árido del mundo, donde el Sumo Pontífice entregó su mensaje final en suelo chileno, con especial énfasis hacia los extranjeros residentes.

“Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación (...) Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en regla”, dijo el Papa en un acto al que concurrió menos gente de la esperada.

Iquique, que en lengua de la etnia aymara significa “sueño”, se ha convertido en los últimos años en uno de los mayores polos migratorios del norte del país para personas que huyen de las crisis políticas y económicas en sus naciones de origen.

Pero la llegada de los extranjeros al puerto, en una región que alberga importantes faenas mineras, ha despertado sentimientos xenófobos en la población local, un rechazo que se repite en las principales urbes de Chile.

“Todos en algún momento podemos ser inmigrantes. Hay que acoger, como dice el Papa porque después nos puede tocar a nosotros”, dijo Emma Andaúl, de 67 años, en Iquique.

Los inmigrantes, que solían venir de países vecinos como Bolivia y Perú, en los últimos años han llegado desde sitios más lejanos como Haití, Cuba, Venezuela y Colombia.

“Esta tierra (Iquique) es tierra de sueños, pero busquemos que siga siendo también tierra de hospitalidad”, abogó el primer Papa latinoamericano.

El Pontífice, nacido en Argentina como Jorge Bergoglio y que vivió cerca de un año en Chile en su juventud, llegó al país el lunes. En las jornadas previas pidió perdón por los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y buscó tender un puente con los pueblos originarios.

Una vez concluida la misa masiva, el Papa se reunió de manera privada con víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, quien viajó a Iquique para participar en las actividades papales, celebró los mensajes de Francisco hacia los más postergados desde que arribó el lunes al país.

“Las palabras y acciones del Papa Francisco hacia los pueblos indígenas, quienes viven privados de libertad, los migrantes, jóvenes y nuestro pueblo en general han sido un testimonio de esperanza en el futuro de Chile. Gracias @Pontifex_es!”, dijo la mandataria en su cuenta de Twitter.

Matrimonio

Durante su traslado desde Santiago a Iquique, un viaje de aproximadamente dos horas, el Papa celebró por primera vez una ceremonia matrimonial en pleno vuelo, entre dos tripulantes del avión.

Paula Podest Ruiz, de 39 años, y Carlos Ciuffardi Elorriga, de 41, le dijeron a Francisco que estaban casados por la ley civil, pero que la ceremonia religiosa planificada en una iglesia de Santiago no pudo llevarse a cabo porque el edificio sufrió graves daños en el terremoto de 2010.

Los tripulantes le pidieron bendicir su matrimonio, pero él tenía algo más en mente. “¿Quieren que los case?”, les preguntó el Sumo Pontífice. “¿Aquí?”, respondieron los cónyuges asombrados. El Papa dijo que sí.

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