La semana Santa en Filipinas se torna sangrienta, a raíz de las expresiones de fe extremas de los devotos católicos.
a colonización española aportó a éste país asiático la tradición católica, que se traduce en expresiones de fe extremas. Por ello se ven a devotos arrastrar una cruz durante horas para terminar clavado en ella fue la penitencia de Jesucristo y es también la de decenas de devotos cada Viernes Santo en Filipinas, un país de indiscutida fe católica.
En el caso de Enaje, éste se crucificó en San Fernando, al norte de Manila. "Lo hago por mi familia, por Dios y por la fe católica", dijo este filipino de 58 años luego de cumplir lo que se considera una promesa de fe. Así mostró a la agencia EFE los cuatro clavos de acero de diez centímetros: dos para las manos y otros dos para los pies, previo a la crucifixión.
Más de 50.000 personas, según autoridades locales, acudieron ayer al barrio de San Pedro Cutud, en San Fernando, para contemplar como Enaje y otros nueve penitentes se clavaban en cruces de madera bajo un sol abrasador durante aproximadamente diez minutos.
Los devotos llegaron al montículo de las crucifixiones tras recorrer descalzos centenares de metros con cruces de madera al hombro bajo la custodia de vecinos, con disfraces de soldados romanos que les asestaban golpes y empujones.
Con pelo largo y barba al más puro estilo del mesías, Enaje explica que la travesía con la cruz, fabricada por él mismo y de más de 40 kilos de peso, es aún más dura que el martirio de permanecer ensartado en ella.