Ayer por videoconferencia el mandatario brasileño tuvo una discusión con el gobernador de San Pablo, Joao Doria, a quien acusó de agravar la situación económica al poner en cuarentena al estado más poblado y rico del país.
Los cuestionamientos al mandatario se vienen haciendo más intensos y furiosos desde la noche del martes último, cuando pidió en cadena nacional privilegiar el funcionamiento de la economía, abrir las escuelas y terminar con el confinamiento que rige en San Pablo y Río de Janeiro.
Ese discurso provocó una gran reacción social, con cacerolazos de protesta en las principales ciudades de Brasil, donde la pandemia ya mató a 57 personas y contagió a 2.433.
Por su parte, el vicepresidente Hamilton Mourao lo contradijo con una llamativa declaración. “La posición del Gobierno, por el momento, es una sola: el aislamiento y el distanciamiento social”, dijo Mourao al responder una pregunta sobre la posición del presidente. “Puede ser que se haya expresado de una forma que no fue la mejor”, agregó el general retirado.
“Lo que están haciendo en Brasil algunos pocos gobernadores y algunos pocos alcaldes es un delito. Están reventando a Brasil, están destruyendo empleos. Y esos tipos que dicen ‘ah, la economía es menos importante que la vida'. Tontos, no disocian una cosa de otra”, dijo Bolsonaro.
El Presidente repitió que hay que “poner el pueblo a trabajar, preservar ancianos, preservar a aquellos que tienen problemas de salud”, y aseguró que, de lo contrario, la economía colapsará y “el caos está ahí, en nuestra cara”.
El Consejo que reúne a los secretarios de Educación de los estados brasileños dijo que, pese al reclamo del Presidente de abrir las escuelas, acatará las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las mantendrá cerradas.
Bolsonaro, en la videoconferencia que mantuvo con los gobernadores de los estados de la Región Sudeste, que abarca a San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Espírito Santo, intercambió con Doria críticas y amenazas.