Con asombro y cierto temor padecen cada día a la crítica situación de cirisis nerviosas con gritos que se escuchan en toda la cuadra del barrio, que involucra a la adolescente con problemas psiquiátricos que fue alojada en una casa, alquilada por la Provincia, y la cual vive en condiciones prácticamente de indigencia.
Según relataron a Nuevo Diario, a pesar de que la menor cuenta con custodia médica y policial, la noche del sábado 31 de agosto, se les escapó, situación que además de generar pánico entre los vecinos, provocó un inusual despliede con móviles policiales y hata una ambulancia del SAMEC.
Constataron que el lugar donde vive la menor solo cuenta con una mesa, y un colchón, con el agregado de un televisor que un vecino por solidaridad entregó a las personas que la custodian.
Cansados de vivir estos episodios, en la jornada de ayer la abogada Griselda Royano, junto a un vecino Isidro Sánchez, se presentaron ante el Ministerio Público Pupilar, organismo que interviene en protección de los derechos de niños/as adolescentes y de las personas afectadas en su salud mental, tanto en procesos extrajudiciales como judiciales.
En ese acto dejaron constancia de la situación que padece la adolescente, que, al parecer, estaría atravesando un padecimiento psiquiátrico, atento que está medicada y cada día en el lugar los gritos se volvieron una constante.
Más allá que días atrás la joven se habría escapado y tras varios días fue hallada y devuelta a lo que funciona en apariencia como un hogar institucional, ya que se supo que la joven está juicializada.
Los vecinos solicitaron se adopten las medidas necesarias, para que la joven sea reubicada en un lugar acorde con su padecimiento, sin dejar pasar que la vecina colindante debió escuchar las amenazas que le propina a ella, quien vive junto a sus hijos.
En la casa en cuestión, ubicada en calle Los Bejucos de Villa Las Rosas, la joven vive todos los días, con una acompañante terapéutica y una custodia de la policía femenina en la puerta, sin que se advierta que se lleve adelante algún tratamiento o trabajo social para su reinserción, si es lo que se pretende hacer.
Sin embargo, los vecinos también señalan que es común verla golpeada o arañada, y una de ellas, se comunicó con la tutora oficial de la menor de edad quien para sorpresa de la mujer, al escuchar los reclamos, le respondió “los vecinos tienen que adaptarse, por su condición de humanos, a la situación de la menor”.
Eso motivó que la abogada se presentara ayer en la Asesoría General de la Provincia, considerando que no era una respuesta digna de ser escuchada, dado que jamás se trabajó con la comunidad para que se les advirtiera debía insertarse, máxime por no contar con las condiciones mínimas de protección necesarias respecto del cuidado de personas, ni la estructura edilicia que garantice su seguridad, ni la de los vecinos.
Por otra parte, entienden que de esta manera se está trasladando a los vecinos la responsabilidad de las políticas públicas, para las que, obviamente no están preparados.
El escrito señala que “así solicitan se adopten las medidas para restablecer la situación de tranquilidad del lugar, el retiro del hogar institucional y respecto de la joven las que impliquen una protección a su persona”.
Se trata de una situación nada común, menos aún de concretarse sin un conocimiento previo, siquiera, del propio dueño de casa, que según les manifestó estaría en condiciones de rescindir el contrato.
