Esta persona está acusado de los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda continuado, en perjuicio de una menor y abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo, abuso sexual simple agravado por el vínculo continuado y coacción, todo en concurso real, en perjuicio de otra.
La primera denuncia fue radicada por una de las víctimas en julio de 2018, quien presentó una nota manuscrita de dos hojas, en las que relató los abusos sexuales que sufrió por parte del acusado, esposo de su hermana, que comenzaron en 1989, cuando tenía apenas 10 años.
También indicó que la hijastra del acusado, “no podía ni ver a su padrastro”. Posteriormente, en abril de 2019, la hijastra del imputado también radicó la denuncia formal. Del requerimiento surgió que con su accionar, el imputado se aprovechó de la primera denunciante, por entonces menor de edad y mediante la fuerza, la accedió carnalmente y en contra de su voluntad en reiteradas oportunidades, desde que la niña tenía 10 años, hasta que alcanzó los 12.
Los hechos ocurrieron en el campo, en la zona de Finca “Las Trampas” y también en un camino de Finca “Las Costas”.
De igual manera, el acusado también se aprovechó de su hijastra, quién por entonces era menor de edad y mediante la fuerza, la accedió carnalmente y en contra de su voluntad. Los abusos comenzaron entre 1991 y 1992, en General Güemes. La víctima sostuvo que en varias ocasiones, concurrió con su padrastro a un evento religioso y que este aprovechaba para abusarla, al quedarse en el fondo de las peregrinaciones y desviar el camino.
Los abusos comenzaron cuando la denunciante tenía 7 años y finalizaron cuando ingresó a la secundaria. Además, el acusado la amedrentaba, al decirle: “Más vale que no digas nada a nadie, si no te voy a hacer cagar con el cinto”. En este caso, las víctimas al tiempo de los hechos eran menores, con lo cual mostraban un mayor grado de indefensión por su falta de poder y por la ausencia de protección física y emocional.