Solá Torino, en tanto, gozaba de ser uno de los paradigmas de la Justicia Federal, sin tener en cuenta que en 1991 fue candidato a vicegobernador, en el binomio que encabezaba Roberto Romero.
Con un fuerte respaldo político y de otros sectores de poder, Solá Torino ostentó la presidencia del Tribunal Oral en lo Criminal, como así también asumió el rol de Juez de Ejecución y Sentencia, siendo esta función por la que fue juzgado y condenado.
La acusación central giró en torno a las pruebas obtenidas, que daban cuenta de la intervención del ex camarista en maniobras que permitieron a Miguel Farfán, un hombre condenado en 1999 por el transporte de 400 kilos de cocaína, fugarse a partir de un escrito por el cual pagó 15 mil pesos al ex juez.
Pese al peso y entorno del ex juez, el fiscal federal llevó adelante una investigación que reunió numerosas pruebas en su contra, entre ellas conversaciones telefónicas que evidenciaron la impunidad con la que se manejaba.
A través de un semanario local, La Voz de Salta, la noticia del caso comenzó a ser conocida, aunque muchos medios se mostraron cautos dada la preeminencia del ex camarista, el que finalmente comenzó un camino en picada cuando Toranzos lo acusó formalmente. Más tarde, el 14 de agosto de 2009, el Consejo de la Magistratura lo destituyó por mal desempeño.